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Vizcarra agita la crispación social

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Fecha Publicación: 29/06/2020 - 18:20
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Advertíamos ayer que la crisis socioeconómica nacional es delicadísima porque nace de un estado de crispación desde el destape del caso Odebrecht, firma que saqueó al Perú amparada por tres gobernantes que robaron larguísimas decenas de millones de dólares dizque para hacer obra pública, por lo general, sobrevaluada e inútil. Aquello, de por sí, produjo una colosal efervescencia social. Y el encono del pueblo contra sus clases dirigentes. Tanto empresarial como política. Ambas acabaron envueltas en el affaire de corruptela consolidado empezando el siglo XXI. El primer desenlace fue ese vergonzante aplauso de la sociedad tras cerrarse el poder Legislativo. Fue después del golpe de Vizcarra atizado por una campaña de deshonra contra el Parlamento para mimetizarse con la protesta ciudadana, intentando apaciguarla entregándole la cabeza del Congreso como trofeo de guerra para aplacar la indignación generalizada. Vizcarra jugó Imprudente, temerariamente la ficha populista, sumándose al carro del malestar social para salvar sus lomos erigiéndose per se en zar anticorrupción. Aunque durante su gestión hay actos muy sospechosos, él señala con dedo acusador que la oposición es la única implicada en esta lacra social. Instiga así al populorum -y peligrosamente polariza al país entre buenos y malos- ensamblando una escandalera que hoy se torna en inmanejable, debido al actual enfado transversal por el propio fracaso oficialista con su equivocadísimo manejo de las crisis sanitaria y socioeconómica del Covid-19.

Esta introducción sobre la imprudente conducta del ingeniero Vizcarra alerta sobre lo que, a partir de ahora, pudiese ocurrir social y políticamente en el Perú. Tomemos en cuenta no sólo la inmensa intranquilidad y crispación social que transpira el momento, sino además las tensiones que están forjándose en Latinoamérica como consecuencia del Covid. En reciente informe, el FMI demanda más pru-den-cia ante la reactivación económica, “vistos los altos niveles de informalidad que subsisten en la región”. De arranque Vizcarra ha hecho exactamente todo lo contrario, portándose con enfermiza negligencia pese a ser gobernante de uno de los países más informales de la región.

Igualmente, el FMI advierte que “el Covid amenaza reavivar las tensiones sociales” latinoamericanas, al predecir que para 2020 soportará la peor contracción económica registrada (-9.4%). Y sindica al Perú como el país peor ubicado, con una contracción del PBI proyectada en -14%. Aparte de Venezuela, “las caídas más pronunciadas se darán en Perú (-14%), México (-10%) y Argentina (-9.9%)”, agrega. Precisamente las naciones gobernadas por la izquierda sudaca, para más señas. Insistiendo en el Perú, el FMI ha revisado a la baja su proyección aduciendo que existe una demanda externa más débil “y ha sufrido un período de confinamiento más largo de lo esperado (…) Los riesgos permanecen y la epidemia podría empeorar y durar más”, advierte el Fondo, además de insistir en que “los países (los gobernantes) deben ser más cautelosos al reabrir sus economías” (…) y permitir que sea la ciencia la que guíe el proceso.” ¡No la improvisación! Menos aquella burocracia inútil, ideologizada, politizada que dirigen un infame trotskista -el ministro Zamora- y varios camaradas suyos del régimen Vizcarra.