Vacado alcalde Muñoz defiende a Odebrecht
Jorge Muñoz Wells, heredero de una autoinculpada por corrupta exalcaldesa limeña, Susana Villarán, ejerció la alcaldía de Lima desde el 1 de enero de 2019 hasta el 4 de mayo de 2022, fecha en que fue vacado por violar la Ley de Elecciones Municipales. Muñoz acabó mal, por no poner en conocimiento del Cabildo el hecho de que, ya siendo el alcalde, aceptó otro cargo: el de director del Servicio de Agua Potable y Alcantarillado de Lima (Sedapal), lo que estaba terminantemente prohibido por ley.
Durante sus casi cuatro años de alcaldía, Muñoz desempeñó un rol harto opaco concentrado, más bien, en aprovechar el cargo para cultivar su imagen personalísima, antes que desarrollar proyectos y planes concretos en beneficio de aquellos millones de limeños que viven en condiciones sin duda deplorables, a quienes no les dio su atención. Y tampoco se le recuerda por haber desarrollado alguna labor, mínimamente satisfactoria, en procura de mejorar los servicios públicos. Como proyectar y ejecutar alguna obra importante de infraestructura, y/o por haber presentado algún proyecto de ley de real interés para la capital del país. Peor aún, Muñoz administró, muy probablemente en forma desaprensiva, las instalaciones a cargo –y propiedad– de la Municipalidad de Lima.
Entre otras, las que albergan a decenas de miles de cámaras de video, cuyo propósito es contribuir –con la Policía Nacional– a la lucha contra la megainseguridad ciudadana que cada día amenaza, esquilma y/o asesina a demasiados limeños. Bastaría recordar su pérfida negativa a entregar los videos captados por las cámaras instaladas en los alrededores del área donde se produjo la muerte (nunca aclarada) de dos personas – durante las violentas asonadas desatadas por la izquierda caviar en septiembre 2019– cuando Muñoz les hizo un favor a los organizadores de la protesta, pensando quizá en recibir su apoyo a futuro para postular a otro cargo político, alegando que “la cámara estaba averiada”, permitiendo a los revoltosos salir libres con la suya: derrocar a Manuel Merino e imponer en palacio a Francisco Sagasti.
Sucede que el viernes, Muñoz (hasta ese momento mudo y desaparecido) se presentó en el cenáculo de la progresía caviar (RPP) para despotricar contra el alcalde de Lima, Rafael López Aliaga, provocando una vergonzosa, humillante defensa de la corrupta Odebrecht, en clara demostración de su empatía por la delincuencial contratista y, a la vez, su desprecio por esos millones de limeños pobres, coaccionados a contribuir diariamente con siete soles (cifra reajustable cuando decida el contratista) para salir y retornar a sus viviendas, pagando un peaje producto clarísimo de la corrupción instituida por Susana Villarán, quien públicamente ha reconocido haber recibido US$ 12’000,000 de las contratistas Odebrecht y OAS, que controlan los únicos dos peajes que atraviesan Lima.
No haga más papelones y deje de mirar la paja en el ojo ajeno, cuando una viga atraviesa el suyo, señor Muñoz Wells.
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