Un héroe, Eder Meca
Me causó un gran dolor el fallecimiento del efectivo policial Eder Meca, con quien trabajé y recordaré con total agradecimiento. Tal vez porque estoy acostumbrada a realizar todo lo posible para evitar la muerte de una persona, la experiencia de vida que me ha tocado me ha permitido conocer de cerca el dolor que causa la muerte, por ello emprendí muchas luchas por descubrir a los responsables de esas muertes y llevarlos ante la justicia, en el caso del efectivo Meca, no será la excepción. Los medios de comunicación revelaron que acudió a distintos nosocomios e incluso a una clínica privada y no fue atendido, que en el hospital de policía se negaron a atenderlo, a tocarlo siquiera por no tener los implementos médicos mínimos y básicos es lamentable y preocupante, que dolor imaginar su rostro al recibir esa respuesta. Llamó a su esposa en sus últimos momentos de vida y le dijo “…no me atienden, no me hacen nada”, sintió hasta el último suspiro que no murió por el virus, sino por la falta de atención a un efectivo que dió su vida por la de nosotros. ¿Cuántos héroes más han muerto hasta ahora? Varias personas con síntomas me han llamado desesperados y llorando porque la línea 113 ni otros medios les contestaban, algunos han acudido a clínicas para lograr salvar sus vidas. Acaso ¿estas muertes no merecen una investigación? ¿Cuántas personas llamaron para que se les realice la prueba de descarte y nunca le contestaron? Informaron su estado grave y tampoco los buscaron, lamentablemente los fallecidos hoy suman 138. Cada familia merece una explicación, esa demora por falta de capacidad o estado de gravedad no justifica la pérdida de la vida de los peruanos, ¿los que llegan a un hospital se salvan?
Son innumerables las comunicaciones y denuncias que hicimos por actos de corrupción en el Hospital de la Policía Nacional, desde el direccionamiento de las atenciones a clínicas particulares hasta la baja de Médicos especialistas, que obviamente genera la necesidad de atenderse particularmente. La venta irregular de las medicinas, la pésima infraestructura, los ascensos, los cambios de especialistas hacia provincia para privilegiar a los allegados, mil y un irregularidades más. Todo pasa en el Hospital de la Policía Nacional, nunca se investigó, se hicieron oídos sordos y lastimosamente hoy nuestros héroes solo llegan a morir.