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UCV, el nuevo Defensor Lima

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Fecha Publicación: 02/02/2024 - 20:50
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Siglo pasado. Corrían los años maravillosos de la pesca industrial en el país. Las miradas estaban puestas en el puerto de Chimbote, que a pesar de sus olores nauseabundos y sus índices de pobreza, apuntaba a grandes cosas. En medio de esas expectativas emerge un industrial y empresario, líder entre los líderes. Luis Banchero Rossi de origen ítalo-peruano.

Década del 70. Banchero decide invertir en el fútbol profesional y ancla en el club Defensor Lima, lo convierte en el nuevo millonario del balompié peruano. Para algunos opinólogos de la época, Banchero y sus consejeros habían perdido la cordura, para otros sumar más éxitos en su ya impresionante prestigio.

Trae jugadores caros del exterior Verderi, Tojo, Pedro Alexis Gonzalez y contrata a una legión de figuras locales. Roberto Challe, José Fernández, “Patrulla” Barbadillo, Pancho Gonzales, entre otros, la cereza en la torta, el legendario uruguayo Roque Gastón Máspoli como director técnico.

Lo mucho o poco que aportó el club de los “carasucias” en el fútbol peruano ya es historia. Sin embargo se hizo querer y fue siempre muy reconocida su experiencia. Los granates son inolvidables.

Han pasado más de 50 años y la UCV se acerca a esa historia irrepetible.

La familia Acuña decide romper el chanchito y pone a disposición de nuestro destartalado fútbol doméstico un equipo capaz de hacerse grande en el medio nacional. No escatima esfuerzos, cuando a mediados del 2023 lleva a sus filas a Roberto Mosquera para que salve de la baja a los poetas, proyectando una institución capaz de darle satisfacciones a Trujillo.

Acaban de hacer el anuncio más esperado de los últimos meses.

Es la llegada de Paolo Guerrero, que a despecho de su longevidad y desgaste natural, saca fuerzas de flaqueza dejando atrás amores imposibles en La Victoria, donde se ha dicho “no hay sitio para él”, firma por la UCV y arriesga su bien ganado prestigio de jugar profesionalmente por primera vez en canchas peruanas.

No es poca sosa y más aún en un equipo de provincias aún muy lejos de los halagos de títulos y de la prensa que no le hace guiños. Culminar su carrera en la escuadra trujillana es tan arriesgado como jugar en el Avai de Brasil, en el que nunca se entendió que lo llevó a esa aventura.

Es decir, un club de media tabla como la Universidad César Vallejo, hoy con razonables expectativas pero que no ha sabido llegar más allá. Lo que podríamos llamar “tirar la casa por la ventana”, echando todos lo dados a ganador y no dejar dudas de su compromiso exhibido durante sus años de permanencia en la órbita rentada.Lo rescata

ble de esto es que se ensancha la base del fútbol local y es bienvenido un nuevo inquilino que espera romper la hegemonía de los grandes. Ese es el mensaje de los Acuña. Romper los círculos, no necesariamente viciosos, pero que sí han convertido el fútbol peruano es una suerte de casi monotonía si es que nos referimos al más alto nivel de competencia.

Guerrero llega para eso, no para quedar mejor que la temporada pasada, ni para evitar angustias por salvar la categoría, menos para ser segundos. Lo claro y evidente es que llega para convertir ese sueño en realidad: la UCV campeón. Nada fácil a sus 40 almanaques.

Por Bruno Espósito Marsán

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