¡Tarea urgente para el Legislativo!

Comentábamos ayer que el nivel de podredumbre que existe en el Ministerio Público es de vértigo. Pasa igual con una parte de la prensa. Concretamente, la mal llamada “gran prensa”. Más propiamente esa prensa venal o corrompida siempre enaltecida por los hueleguisos y pelagatos; los pobre diablos sobones del poder; los lame pies de la política; los admiradores del deslumbramiento artificial. En síntesis, la prensa descarriada. ¡Es el caso de El Comercio! Un diario añejo, fundado por gente señera y heredado por una familia otrora muy distinguida, cuyas sucesivas generaciones han venido dilapidando un patrimonio heredado por no conducirse a la altura de sus ancestros. Actualmente, esta familia vislumbra una probable quiebra de lo que fuera una de las empresas señeras del país, envuelta en una crisis societaria-económica-financiera sin precedentes. Evidentemente, hablamos de gente sensualizada por un aterrador manto de corrupción alrededor de su desesperación por acaparar mayor poder político. Desafortunadamente, todo esto a costa de dinamitar un patrimonio cuyas últimas generaciones no han sabido administrar, ni mucho menos multiplicar.
Pues conspicuo integrante de aquella familia es el autoinculpado delincuente José Graña Miró Quesada, ahora libre, viajando al exterior cuando le plazca gracias a la corrupta bendición recibida del ex Fiscal de la Nación Pablo Sánchez y sus peleles Rafael Vela Barba y José Pérez Gómez. Ayer EXPRESO publicó documentos que vinculan indeleblemente a El Comercio con el affaire Lava Jato (Odebrecht), vía los fiscales Vela, Pérez y el ex Fiscal de la Nación Sánchez. Este último recibió, en sus oficinas, las visitas de Oscar Berckemeyer ex Director, y Juan Arévalo Miró Quesada actual Director del diario, con la jefe de Investigación de ese medio, Graciela “Chela” Villasís Rojas. “Chela me ha comentado varias veces que se reunía especialmente con Pablo Sánchez para obtener información en tiempo real; y, a cambio, había una defensa del diario El Comercio a los fiscales Rafael Vela, José Domingo Pérez y el mismo Pablo Sánchez”, revelando lamentable sometimiento y vergonzosa complicidad. Tal cual aparece en la página 5 de la declaración testimonial de Jaime Villanueva del 28 de febrero, 2024, dispuesta por el fiscal interino de la Nación Juan Carlos Villena.
Reiteramos. Resulta inadmisible que el Ministerio Público, único organismo estatal habilitado por la Constitución para imputar como delincuente a cualquier ciudadano ante un tribunal, esté ahora en manos de vulgares delincuentes de cuello y corbata. Esto, amable lector, no sucede sino en muy pocos países africanos. ¡Y por supuesto, en Cuba, Corea del Norte, Venezuela o Nicaragua! El delicadísimo momento por el que atravesamos es consecuencia del secuestro de la Fiscalía de la Nación por la mafia caviar, crimen que arrancó tras apoderarse ésta del Estado a comienzos de siglo, vía el reo por corrupción Alejandro Toledo. ¡La denuncia que ayer publicara EXPRESO no debiera pasar inadvertida! ¡Más aún, merecería inmediatamente ser debatida y sancionada por el Parlamento! Nuestro país atraviesa por tal extremo de deterioro moral, social y político, precisamos ayer –y lo repetimos ahora–, que nos encontramos al borde de un estallido sociopolítico de proporciones inimaginables.

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