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Ser rectora mujer

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Fecha Publicación: 17/08/2023 - 21:30
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Ser rectora mujer de la Universidad Nacional del Santa es el reto más hermoso que he asumido en mi vida. ¿Por qué soy rectora? Por amor, por compromiso, con la universidad y la sociedad. Como rectora, cada problema es una oportunidad para adoptar decisiones que conlleven a resolver el mismo, aprovechando al máximo nuestras oportunidades en busca de lograr los objetivos propuestos.

Debo dar mi testimonio de vida: Fui elegida, en el año 2013, bajo los alcances de la ley universitaria 23733, con el 90% de los votos del tercio estudiantil, sin embargo, los rectores elegidos y en funciones con la citada ley fuimos despojados del cargo por la “mala” interpretación de la ley universitaria 30220; aún más, los rectores fuimos sometidos en forma cruel y abusiva a vejámenes con el silencio cómplice de muchas instituciones, especialmente de la antigua SUNEDU, pero, la justicia divina se hizo presente y algunos rectores fuimos elegidos nuevamente en una votación universal y con la nueva ley universitaria 30220 con una amplia mayoría de votos de docentes y estudiantes, lo cual nos llena de orgullo de haber sido elegidos con dos leyes universitarias diferentes y aquí seguimos bregando por el respeto irrestricto de la autonomía universitaria y el desarrollo de nuestra instituciones.

La recuperación de la autonomía universitaria es también el resultado de una experiencia vital, de una lucha. Como sabemos, ella está consagrada en el artículo 18 de la Constitución Política del Perú y precisa que la universidad es autónoma en su régimen normativo, de gobierno, académico administrativo y económico. Asimismo, agrega que las universidades se rigen por sus propios estatutos en el marco de la Constitución y las leyes; por tanto, si sus autoridades y órganos de gobierno son elegidos en un proceso eleccionario, con estricto arreglo a la Ley universitaria 30220 vigente y cuentan con el apoyo técnico de la ONPE que garantiza la transparencia del proceso eleccionario y si somos una institución de Educación Superior, es totalmente justo, razonable y válido que elaboremos, en forma responsable nuestro Estatuto y nos autogobernemos sin injerencia del poder político de turno y con respeto irrestricto al mismo y a las leyes. Por ello, la promulgación de la ley 31520 que nos devuelve la autonomía universitaria, se constituyó en un logro largamente esperado que nos permite, además, a las universidades públicas, formular y aprobar nuestros propios planes y programas de estudios, dentro de los alcances de los principios de libertad de cátedra y del avance científico, tecnológico y de investigación.

Debo decir algo más: Uno de los problemas álgidos que tenemos las universidades públicas es el presupuesto institucional, que cada año va disminuyendo en desmedro de la calidad educativa, debe entenderse que, sin presupuesto la atención de las necesidades mínimas es nula, la educación universitaria no solo se estanca sino retrocede, no encontramos oídos en el poder ejecutivo ni el poder legislativo, no tenemos a dónde ni a quién acudir y se nos exige cumplir un nuevo licenciamiento, mejorar el servicio educativo, etcétera. Por ello, desde la Asociación de Universidades Públicas y Privadas - ANUPP, liderada y presidida por la Dra. Jeri Ramón Ruffner de Vega, Rectora de la Universidad Nacional de San Marcos, venimos trabajando incansablemente por lograr mejoras sustantivas en el incremento del presupuesto para las universidades públicas con propuestas concretas y viables, como resultado de reuniones sucesivas de los señores rectores que exponen cada uno de ellos sus problemas presupuestales y las implicancias de la no atención por parte del Ejecutivo.

Las universidades tenemos como fuente de financiamiento, adicional a la fuente de financiamiento por recursos ordinarios, que nos provee el estado, los recursos directamente recaudados por la institución y tampoco podemos disponer de ellos que nos permita, cumplir con los compromisos asumidos con los locadores de servicio que, en muchas universidades, son docentes del pre grado. Esta es nuestra situación y abrigamos la esperanza de una solución justa para las universidades públicas.

Ser rectora mujer de una universidad pública nos abre muchas puertas, por la expectativa que generamos de ver cómo lideramos nuestras instituciones. Sin embargo, se nos cierran también otras puertas, y muy importantes, de instituciones, de lugares, en los cuales quisiéramos que nuestras voces sean escuchadas con atención, y no solo escuchadas, sino que nuestros argumentos sean entendidos y convenzan a quienes deben tomar decisiones, porque lo único que queremos es el desarrollo de la universidad y por ende la mejora de la calidad educativa. La Universidad Nacional del Santa, mi universidad, fue creada el 20 de diciembre de 1984, por el entonces presidente de la República Fernando Belaunde Terry, y tiene su sede en la ciudad de Chimbote. Ser rectora mujer, de una universidad pública y provinciana, es el desafío más sublime que he asumido en mi vida.

Por América Odar Rosario

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