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Señores jueces y fiscales: ¡despierten de sus sueños de opio!

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Fecha Publicación: 07/12/2023 - 23:00
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Desde comienzos de siglo, la organización caviar opera en el Perú sin respaldo público. ¡Concretamente, sin el voto popular! Por eso, reina –más que gobierna– basada en la excesiva influencia que viene acumulando desde cuándo empezó el régimen del corrupto Toledo, patriarca de la generación caviar peruana. Esta secta hoy domina estratégicas áreas, como el Ministerio Público y el Poder Judicial. Desde allí, impone las maniobras extranjerizantes que les obligan sus patrocinadoras, las oenegés financiadas con dinero opaco proveniente de los megafondos de los que se alimentan. ¡Dinero que no declaran ni tampoco tributan sobre él! A propósito, además las oenegés ensamblan operativos de chantaje a sus opositores, con el respaldo indestructible de esta prensa domesticada. Nos referimos a RPP, los diarios Comercio, República y los canales 2, 4, 5, 8, 9, plataforma mediática que promociona a los caviares, e incluso actúa como operadora periodística de las causas en las que estos se envuelven, conscientes de que los medios engañarán al lector, debido a los multimillonarios contratos de publicidad que reciben del Estado, por orden del gobierno. En resumen, una prensa servil al oficialismo vía informes, noticias, entrevistas, trascendidos, etc. elaborados por papá gobierno. Recordemos que, a través de algunos de sus principales accionistas, muchos medios de información han participado indirectamente en los grandes asaltos a las arcas estatales como coautores de la inmensa corrupción que ha carcomido –y sigue haciéndolo– al país. Hablamos de una modalidad de sicariato político a manera de organización criminal, creada para profundizar la corrupción al interior del Estado, donde participan decididamente los caviares como operadores/consultores políticos, instalados al interior de los sucesivos gobiernos en que esta han operado. Vale decir, desde el putrefacto régimen de Toledo, hasta el endeble régimen Boluarte. Recordemos que, en todo momento, los caviares han mantenido una bien disimulada relación con la sociedad, gracias a la imagen que han creado los medios periodísticos y los gobernantes de turno, a quienes los caviares han brindado protección de corte gansteril. Obviamente, amables lectores, los caviares han sido –y continúan siéndolo– cómplices de los más importantes casos de corrupción que han estremecido al país. ¡Pero ahí siguen operando!
Sin embargo, con esa actitud hipócrita de quien tira la piedra y esconde la mano, hasta ahora los caviares –como todo delincuente de alto vuelo– se han dado maña para saltar de la sartén antes de freírse. Bueno es culantro, pero no tanto. Es momento que los jueces y fiscales del Perú despierten de su letargo, sensibilizados muy probablemente por esa venalidad de los caviares que, con su chantaje político y mediático, dominan a las cúpulas del sector Justicia y con ello controlan a todo el aparato de del Estado y a su vez, con ello, aseguran mantenerse siempre en el ápice del poder. Un colosal círculo vicioso, ¡pero no hay mal que dure cien años! ¡Hoy la situación del Perú es insostenible! ¡Señores jueces y fiscales, con decencia y coraje, rompan el yugo que les ha impuesto el chantaje caviar! ¡El pueblo se los agradecerá!

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