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Salas Arenas en su laberinto

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Fecha Publicación: 21/07/2023 - 23:00
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¡Lo único que faltaba! Recientemente, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos pidió a la Comisión Internacional de Derechos Humanos dar medidas provisionales de protección a Jorge Luis Salas Arenas, aún presidente del JNE Jurado Nacional de Elecciones, frente a “las constantes amenazas de grupos extremistas”. Salas Arenas es un abogado, ahora juez de la corte Suprema y un antiguo simpatizante del partido comunista, quien ha fungido de defensor de terroristas pertenecientes a la secta genocida sendero luminoso.

Existen en el Perú incontables personajes que integran los poderes estatales (desde el jefe de Estado, pasando por legisladores, ministros y demás funcionarios públicos) que, por una razón u otra (ninguna de ellas justificada), viven amenazados por grupos extremistas. No obstante, el único de ellos que se ha prestado al show de presentarse ante un cenáculo multinacional, donde anidan muy acendrados enemigos del Perú, país al cual manejan con rienda corta.

¿La razón? ¡Porque su mayoría ciudadana no necesariamente comulga con los ucases del mundillo caviar! A base de influencias, simpatías políticas y afinidades ideológicas, éste persevera majaderamente en actuar de fiel de la balanza de nuestro sistema jurídico-político, imponiéndose normas de conducta a veces ajenas a nuestra idiosincrasia y tradiciones ancestrales. Proceder que no aplica idénticamente a todos los miembros de su alma mater: OEA. Como ocurre con Estados Unidos, Cuba, Venezuela, Nicaragua y pronto quizá otras naciones del continente.

Salas Arenas se presentó ante una sesgada CIDH para victimizarse, alegando haber sido amenazado de muerte por supuestos sicarios autodenominados “la Resistencia”, presuntamente contratados para asesinarlo. ¡Los miembros de la CIDH saben que el crimen político ni advierte ni avisa! Simplemente ejecuta las ordenes que recibe, a cambio de alguna prebenda. Salas Arenas, aún jerarca del Jurado Nacional de Elecciones, es recordado por haber ejercido un doble voto apelando a raras maniobras dirigidas por él al interior del JNE.

Incluyen la sospechosa participación del partido Perú Libre que, a última hora, registró la postulación presidencial de Pedro Castillo para las elecciones 2021, porque el candidato nato, Vladimir Cerrón, fue condenado por corrupción. Aparte, inscribió incompleta la nueva plancha, con una única vicepresidente: Dina Boluarte –trabajaba en Reniec, consecuentemente impedida de postular–, por tanto la lista quedó invalidada para participar.

Aún así fue santificada por Salas Arenas, quien proclamó presidente a Castillo negándose a confrontar los cuestionados resultados electorales con el padrón del Reniec, generando un halo de dudas que aún subsisten. Pero, la CIDH sigue haciendo todo lo posible para que el hartazgo de los peruanos llegue muy pronto al extremo de demandar nuestro retiro de ese ente politizado, que debería actuar como árbitro neutral en casos que requieren imparcialidad en el debate y decisión.

Los peruanos rechazamos semejante trato colonial, por una corte supranacional de justicia controlada por magistrados de la rancia izquierda latinoamericana, cuyos operadores usan el lobbie de la mafia caviar que, inclusive, enerva los poderes de los gobernantes electos por los ciudadanos del Perú. La sollozante denuncia de Salas Arenas ante la Corte Interamericana tiene características de táctica para defenderse políticamente.

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