Revolución educativa, cambiando el juego
En esta era de avance tecnológico sin precedentes, nos encontramos en un verdadero torbellino de cambios que han revolucionado nuestra forma de vida y la interacción con nuestro entorno. Entre todas las maravillas digitales que nos rodean, el teléfono celular se ha convertido en un auténtico protagonista presente en nuestras vidas. No obstante, resulta imperativo reconocer que su uso excesivo y descontrolado puede acarrear consecuencias negativas, especialmente en el ámbito educativo básico.
Sin embargo, los celulares son adictivos y representan una tentación constante que perjudica la atención en clase para los alumnos, no permitiéndoles aprovechar los conocimientos que les trasmiten los profesores a través de las clases.
Las notificaciones, las redes sociales y los juegos tienen el poder sobrecogedor de capturar su atención, desviando a los niños y adolescentes de sus tareas académicas y menoscabando su capacidad de concentración y participación activa en clase.
Por ese motivo, la prohibición de utilizar celulares en las aulas emerge como una medida ineludible para asegurar un ambiente propicio al aprendizaje, porque favorece un entorno enfocado y otorga la invaluable oportunidad de aprovechar al máximo cada instante de aprendizaje. Esta iniciativa, ya ha sido puesta en práctica en naciones como Francia, Italia, Portugal, España y el Reino Unido, entre otros países.
Pero, la necesidad de erradicar los celulares de las aulas va más allá de la eliminación de distracciones. Al limitar el uso de dispositivos electrónicos, se impulsa la interacción social cara a cara, el trabajo en equipo y el desarrollo de habilidades comunicativas orales. Estas competencias no solo enriquecen el proceso educativo, sino que también preparan a los estudiantes para afrontar los desafíos que les deparará el mundo real, donde la comunicación efectiva se torna imprescindible.
Además, la ausencia de los celulares en las aulas contribuye a prevenir el acceso a contenido inapropiado o perjudicial para los jóvenes. La facilidad con la que se puede acceder a internet a través de los dispositivos móviles plantea el riesgo latente de que los alumnos se vean expuestos a material inadecuado para su edad o que fomente conductas negativas. Al mantener los celulares fuera de las aulas, se protege el bienestar de los estudiantes, proporcionándoles un entorno seguro y propicio para su desarrollo integral.
Por lo expuesto he presentado el Proyecto de Ley N°5532/2022-CR, el cual tiene como objetivo primordial reducir la exposición excesiva de los estudiantes al internet, luchar contra el “ciberacoso” escolar, mejorar la atención y el rendimiento académico, y contrarrestar la creciente incidencia de enfermedades mentales entre nuestros jóvenes.
Dicho proyecto ha sido remitido a la Comisión de Educación del Congreso para su pronto dictamen y, posteriormente, será objeto del respectivo debate en el Pleno del Congreso. Espero que esta iniciativa avance en beneficio del futuro de nuestra nación y siente las bases para un entorno educativo aún más enriquecedor y seguro. ¡El futuro de nuestros jóvenes está en juego y es imperativo actuar con determinación!
Por Milagros Aguayo
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