Resistan, compañeros
Hace no mucho, existió un ávido lector de este diario que, todas las mañanas, junto con su desayuno, religiosamente leía las noticias y las columnas que exponen en estas páginas. Aquel señor distinguido tenía un profundo interés por los asuntos nacionales, de modo tal que ocupó varios cargos en el gobierno del que fuera capaz el último presidente intachable en nuestra historia reciente: Fernando Belaunde Terry. También sirvió a la patria trabajando en Cancillería y COFIDE, espacios en los cuales destacó por su erudición y por su carácter incorruptible.
Hasta el último de sus días, se encontraba al tanto de la coyuntura y exponía siempre una profunda preocupación por el estado de la política peruana. Expresaba su necesidad de renovación y de dar la batalla contra quienes él reconocía como una amenaza a nuestro desarrollo como país: los comunistas y los caviares. Sin darse cuenta, hablar tanto sobre ello en los almuerzos familiares de los domingos terminó por convencer a su nieta de adentrarse en el mundo político.
Era un hombre de cultura y caballerosidad, extremadamente bondadoso, capaz de entablar profundas amistades con personas de todo tipo, desde el más joven hasta el más adulto. Tenía infinitos temas de conversación, pues era un ávido lector y además contaba con una capacidad absolutamente impresionante para recordar datos históricos, especialmente de las épocas del Imperio romano. Además, era un hombre verdaderamente simpático, capaz de sacar una sonrisa a cualquiera con sus épicas anécdotas de las varias etapas de su vida.
Él nunca escribió para este diario, pero si hubiera tenido la oportunidad de hacerlo, creo que su mensaje hubiera sido absolutamente claro. Debemos trabajar activamente para que este país sea funcional, que se vuelva a recobrar la confianza en la política y que se recobre la senda del desarrollo económico. Resistan, compañeros, les diría a quienes nos encontramos en este turbulento universo político.
Mi abuelo, Agustín de la Puente Gonzales del Riego, era un hombre excepcional. Un verdadero caballero en todo el sentido de la palabra. Encuentro consuelo en que procuraré seguir su legado.
Te extrañaremos y te quisimos tanto, ¡Conejo!
Por Daniela Ibañez de la Puente
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