Reforma para quiénes

Sin duda una de las principales reformas implementadas en el país fue la creación del Sistema Privado de Pensiones (SPP), basado en cuentas individuales de capitalización, que en cristiano es un ahorro para tu futuro.

No se puede dudar que este sistema ha generado indudables beneficios para la economía peruana. En particular, ha contribuido al desarrollo del mercado de capitales y ha fortalecido el ahorro interno, empero, también es necesario que para lograr su consolidación necesita una serie de cambios y modificaciones.

Y justo este Congreso viene diseñando diversos proyectos totalmente opuestos para la reforma de pensiones en Perú, a esto se suma la ausencia del Poder Ejecutivo, que ofreció una alternativa y hasta ahora nada.

Las iniciativas van desde mantener el actual modelo de las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP), hasta crear un nuevo sistema de reparto basado en pilares múltiples donde se agrupe a las personas y se maneje el tipo de afiliación según su situación socioeconómica.

A esto se suma una tercera propuesta del grupo de trabajo creado en la Comisión de Economía, que está enfocado en proporcionar la cobertura a los trabajadores informales.

Teniendo en cuenta la situación económica local y externa, me pregunto: ¿es el mejor momento para hacer una reforma de pensiones? La rentabilidad de los fondos no presenta su mejor momento y llevan más de un año y medio en pérdidas.

Incluso OjoPúblico identificó que las AFP en Perú destinaron alrededor de S/14,100 millones de los ahorros de los afiliados en empresas que pertenecen o están vinculadas a sus mismos grupos económicos. Estas inversiones se presentaron en las empresas vinculadas al grupo económico de Prima AFP, que pertenece al holding peruano Credicorp; seguida de Profuturo AFP, parte del grupo Scotiabank.

A ello, se suma que alrededor del 25% de la PEA ocupada aporta al sistema y un 10.8% a la ONP, esto quiere decir que solo 3 de cada 10 trabajadores aportan para su jubilación, por lo que una gran cantidad de personas llegaría a la vejez sin una fuente de ingresos previsional.

La baja participación se explica porque casi el 80% de trabajadores a nivel nacional tiene un trabajo informal, y es poco rentable para ellos aportar a un sistema de pensiones.

Por ello, considero que una reforma del sistema de pensiones debe tener en cuenta las necesidades y características del mercado laboral. Pero primero, se debe dar solución a los problemas estructurales de la economía peruana, como la elevada tasa de informalidad laboral, aumentar la competitividad para otorgar mejores beneficios. Y claro, elevar las alternativas de inversión en el mercado local. A riesgo del apanado creo que lo mejor en este contexto de tanta necesidad es aprobar un nuevo retiro extraordinario de fondos para los afiliados a las AFP.

Por Gustavo Martínez V.

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