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Presidente o gerente

Fecha Publicación: 12/09/2019 - 20:40
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Lo que viene sucediendo en países latinoamericanos no puede soslayarse, el caso más dramático es Argentina, un presidente que tenía todo para hacer un buen gobierno, especialmente apoyo de la comunidad internacional y de organismos como el Fondo Monetario Internacional FMI que asistió a la hermana república con la friolera suma de 56,000 millones de dólares, préstamo récord en la historia de ese organismo multilateral. Sin embargo el gobierno del ex presidente de Boca Juniors ha sido de resultados desastrosos; si el segundo mandato de Cristina Fernández de Kirchner (CFK) había dejado mal a los argentinos, pues Macri no solo corrigió los pésimos indicadores de su antecesora sino que los empeoró a cifras escandalosas: inflación anual que bordea el 50 por ciento, la segunda más alta de América Latina después de Venezuela, con una moneda devaluada en más de 25%, como el peso argentino, desde el día que se conocieron los resultados de las elecciones denominadas PASO y donde el opositor Anibal Fernández obtuvo una diferencia de más de quince puntos porcentuales que hacen casi imposible la reelección de Macri tan ansiada por los mercados, consecuencia de todo ello es que Argentina ha tenido que ir a un default selectivo, que lo ha llevado a tener que establecer medidas tan impopulares como el cepo cambiario, que tanto criticó cuando Cristina lo aplicó en su gobierno.

Para los estudiosos de la ciencia política el caso Macri constituye todo un enigma a resolver, para poder encontrar las razones de su fracaso, un presidente que aplicó obedientemente las recetas pro mercado que el FMI le exigiera y que más bien empeoró a su nación, las cifras son contundentes; como decía un político argentino opositor a Macri, “el presidente siempre nos vendió la idea de que era un buen gerente”, sin embargo a estos se les evalúa por sus indicadores de gestión y los de Macri simplemente terminarían con su despido.

Aquí la conclusión es que las políticas de mercado no pueden por sí solas asegurar el éxito; en el caso argentino, un país con una enorme grieta, dividido entre peronismo y contrarios necesitaba de tender puentes, de ir a consensos mínimos. Macri en este sentido pecó de soberbia y de autosuficiencia, olvidándose de arranque que derrotó al peronista Scioli con menos del 3% y encima al parecer orquestando una persecución a los principales dirigentes kirchneristas, principalmente dirigiendo los dardos hacia su némesis CFK.

Ésta supo capitalizar esta torpe actitud y hoy se vislumbra nuevamente como la gran triunfadora de los próximos comicios. Una conclusión adicional, el votante cuando ve que la economía no camina bien termina castigando al gobierno de turno y no le importa mucho virar hacia aquellos que practican el populismo. Lo ocurrido en la Argentina debe ser una señal de alarma para todos los países que hemos abrazado el libre mercado, incluido el nuestro.