Patrimonio en el clóset
Esta columna la entenderá mi generación. Crear patrimonio en los años noventa era un acto entre heroico y suicida. Las consecuencias de la hiperinflación nos comían vivos, la banca solo prestaba a los de siempre y contados tenían la dicha de tener un trabajo en planilla. Bajo dicho esquema, comprar un carro era difícil y obviamente un inmueble era casi imposible dado que no te prestaban dinero, puesto que éramos jóvenes con nulo historial de crédito.
Muchos años después llegó la revolución de la banca, con el crédito hipotecario y MiVivienda, abriéndose un abanico de oportunidades. Las tarjetas de crédito entregadas primero tímidamente y luego de manera casi frenética, permitieron que los jóvenes de ese momento puedan crear un historial crediticio que en los noventas era imposible de construir. Ellos se convirtieron rápidamente en sujetos de crédito y también en dueños de patrimonios envidiables. Así, tener 30 años y contar con un carro propio estacionado en tu flamante domicilio se convirtió en una meta más en la vida y no un sueño loco.
¿Cómo pasó esto? Los bancos se arriesgaron ha prestarles a tasas altas al comienzo y una vez confirmado que eran buenos pagadores, ellos comenzaron a beneficiarse de menores tasas y créditos más grandes, lo que les permitió crear el ansiado patrimonio con condiciones cada vez más flexibles.
Hoy, con la publicación de la Ley Tope de Intereses Bancarios, si bien se pone coto al cobro abusivo de algunas instituciones, lo cierto es que el Congreso mete en el clóset la creación de un patrimonio a los 30 años. ¿Quién le prestará a los más jóvenes sin historial crediticio?
Así el sistema financiero pasará una transformación. Aquellos que cobraban intereses excesivos, no eran claros en sus condiciones o simplemente las disfrazaban (y por ello eran sancionados por Indecopi) saldrán del mercado, tal como sucedió con la banca de consumo. Por el lado del usuario, quien no cumpla requisitos buscará financiarse en la informalidad.
Al respecto, otra forma de hacer patrimonio es crear empresas, pero ¿qué sucederá con los créditos para los emprendedores? De acuerdo con ASBANC, las microfinancieras atienden a 1.3 millones de clientes MYPE. De acuerdo con el gremio bancario si se impusiera un límite de 50% sobre el promedio de tasas, alrededor de 31 entidades financieras lo excederán. Esto significaría que 3 millones de clientes saldrán del sistema financiero formal.
Si se cree que el resultado de la Ley de Usura es que la banca repiense cómo venderá sus productos a los nuevos clientes, el contexto no ayuda a dicha hipótesis. Estamos en una crisis económica pandémica, y el sistema financiero buscará clientes con comprobada capacidad de pago. Es decir, lo más probable es que los nuevos productos bancarios se concentren en las personas con historias crediticias hechas evitando arriesgarse con nuevos clientes, encerrando en el clóset los sueños de patrimonio a los 30 años de muchos jóvenes.
Cristina Luna-Directora de Cuaderno Borrador