No habrá elecciones. Cateriano no se inmolaría por Vizcarra
Con la perspectiva que dan las horas de haber digerido la noticia -así como asimilada la interviú al premier Cateriano en un canal de cable vendido al Gobierno- presentimos claramente la probabilidad de que se pospondrán las elecciones. ¡Vizcarra continuará en el poder por tiempo aún indefinido! Y el hombre fuerte será Cateriano. El flamante premier es todo menos improvisado. Hombre astuto, forjado en el vargasllosismo, es implacable con quienes discrepen de su accionar, rencoroso como su mentor político, calculador y capaz de aliarse con quienes están en las antípodas de su pensamiento, con tal de controlar el poder. Ocurrió con los Humala, a quienes sirvió lealmente como premier y ministro de Defensa. Haber fungido de fusible sirviéndole todo un año como primer ministro a un régimen desprestigiado -y ya de salida- resultaba extraño para un Cateriano. Lo más creíble es que, presumiblemente, recibiera el encargo de su mentor Vargas Llosa de asumir ese puesto para favorecer la elección de Kuczynski, candidato al cual, desde el primer instante de su lanzamiento, respaldaba el escritor.
Por tanto Cateriano tenía una misión clara. Y la cumpliría a cabalidad con éxito. Contrariamente, sin acicate alguno Cateriano sería incapaz de aceptarle a Vizcarra el cargo de premier, para sacrificarse un año gestionando este país inmerso en la peor crisis de su historia y después alejarse del escaparate público asumiendo un pasivo que lo acompañaría el resto de sus días. Porque, señores, lo que agobia ahora al Perú no es solamente una crisis económica. También una catástrofe social, política y sanitaria. Cateriano no está predispuesto a cargar con cadáveres sacrificados por terceros. Menos a sabiendas que, en un año, lo único que ocurrirá es que habrá un escenario mucho más grave que el actual. Porque, amigo lector, las cosas tienen que ponerse peor para recién empezar a mejorar. Así es la naturaleza.
Lo sabe Cateriano. Y en este caso, no existiendo en cartelera candidatos que gocen del respaldo de Vargas Llosa –quien hoy día tendrá que cuidar muchísimo más su imagen, porque ya se ha quemado demasiadas veces promoviendo candidatos que acabaron enlodados en la corrupción-, ¿qué compromiso tendría que asumir Cateriano? ¿El del inmolarse? ¡Por favor! Por tanto reiteramos nuestras profundas dudas sobre cualquier posibilidad de que Cateriano acepte como propia la grave responsabilidad de este agotado régimen, tan sólo a cambio de ejercer el premierato durante un año y cargar con un infame desprestigio que opacaría su ya polémica trayectoria política. Cateriano sabe lo que son estos tiempos de pandemia, y que desde el sector científico no existe fecha para superarla. Los investigadores más eruditos vaticinan en no menos de año y medio la salida de una vacuna que conjugue dos requisitos: prevenir los contagios y no generar daños colaterales. ¿Acaso no sería esta una contingencia ideal para que Cateriano proponga posponer los comicios?
Vizcarra no es un hombre de palabra. ¡No habrá elecciones en 2021! La finta que hizo días atrás convocándola para abril de 2021 no fue sino otra engañifa.
