Los problemas no se arreglan solos
El gobierno de Boluarte, influenciado por lo que dijo el expresidente Manuel Prado hace más de 80 años, cree que “en el Perú hay dos clases de problemas: los que se resuelven solos y los que no los resuelve nadie”. Esta paradoja vigente de inacción e ineptitud se refleja en la gestión del Estado, basada en la ineficiencia burocrática que no sirve para enfrentar los retos actuales.
La caída en las proyecciones del BCR en 2023, de un inicial 3% a un -0.5%, evidencia la falta de soluciones efectivas para los problemas nacionales. Las circunstancias del 2023, incluyendo las protestas violentas, el Niño Costero que afectó la pesca y agricultura, la caída del sector retail y otros, nos han llevado a una situación crítica. El Perú recibe golpes sin aprender cómo resolverlos y el gobierno ha seguido la fórmula de planificar, gastar y esperar … a ver si funciona. Cada funcionario público convocado por el gobierno ha seguido la misma pauta inefectiva, con un enfoque de “osmosis política”. Especialmente, la cartera de economía que se dedicó a elaborar planes bonitos, pero inefectivos, como Con Punche 1 y 2 y el Plan Unidos.
Esta inacción ha generado rechazo, incluso entre las MYPES, por no promover la inversión ni enfrenta la recesión, dejando que las cosas sigan su curso como siempre. La propuesta del ministro Contreras, y su jefe Otarola, fue hacer un plan o paquete de decisiones sin concertar creyendo que el empresariado peruano se dedicaría a atraer la inversión. Esta idea nunca tuvo credibilidad, por más que el CEO del BCP nos invoque a tener optimismo y cambiar, respaldando tácitamente la solución del piloto automático como la mejor.
En realidad las circunstancias nos desbordan dejando la sensación que nada cambiará. Por ejemplo, en el ámbito de la seguridad, Ecuador ha aprobado una ley de amnistía para las Fuerzas Armadas en su lucha contra el terrorismo y crimen internacional, mientras que en Perú se condena a policías como Erik Torres por enfrentarse a los delincuentes que hicieron las revueltas violentas en el sur. Se necesita una estrategia más firme para cerrar los huecos de la infiltración criminal. De nada sirve enviar ministros a coordinar planes, sin medidas similares a la amnistía para las Fuerzas Armadas de Ecuador o el cierre de fronteras.
En el sector hidrocarburos, Contreras ‘El Fausto’ que vendería su alma para que le acepten un nuevo plan de reestructuración para Petroperú y seguir como Ministro de Economía. Otárola y Contreras contradicen sus afirmaciones anteriores sobre la imposibilidad de financiar su déficit, y ahora piden 2,500 millones de dólares. El MEF prefiere ignorar la opinión de Carlos Oliva del Consejo Fiscal, quien ha señalado la insostenibilidad de Petroperú desde hace más de un año. La privatización de Petroperú debió exigirse desde un primer momento. Si el gobierno lo entendiera, consideraría seriamente a Carlos Oliva como sucesor en la cartera.
Por último en la minería, el compromiso de Otárola en Canadá de establecer una ventanilla única no se ha materializado desde marzo pasado. Roque Benavides dijo que el Perú es el país con más proyectos cobre en el mundo listos para desarrollarse y a la espera de los permisos. Sin embargo, el gobierno no ha dado luz verde a proyectos clave como Tía María.
Es esencial que las instituciones representen el mejor modo de hacer las cosas con eficiencia. Para lograrlo necesitamos un nuevo gabinete que no deje en el tintero ni sin final la reforma del Estado y de la Justicia. Como sociedad, debemos exigir los cambios necesarios para el desarrollo del país, dejando de una vez la hegemonía de los planes y coordinaciones que no resuelven nada.
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