Los caviares salivan con la JNJ
La pataleta de los caviares es de vergüenza ajena. El último año y medio perdieron fuelle, desvaneciendo el control fáctico que ejercían ante la Fiscalía de la Nación, el poder Judicial, el Tribunal Constitucional, la Defensoría del Pueblo y muchos otros entes estatales. Incluso durante un breve lapso manipularon el poder Ejecutivo, a través del ahora investigado por asesinato Francisco Sagasti. La descapitalización del oprobioso poder político que ha ejercido la mafia caviar es, pues, colosal; visto el inexistente respaldo ciudadano que les acompaña –de siempre–, confirmado por cada proceso electoral en que participara algún postulante de esa laya ponzoñosa. Los caviares son genios en idear cortinas de humo; pedagogos en sembrar rumores, campeones de la intriga, maestros de la hipocresía, y versados en venderle humo al Estado, a cambio de multimillonarios contratos por “asesorías y consultorías” que paga usted, amable lector.
Aparte de creadores del ponzoñoso socialismo buenista, con el que engañaron a tantos incautos que les fueron útiles para consolidar muchos años de gloria, permitiéndoles instalarse como todopoderosos al lado de un corrupto como Alejandro Toledo, asesorados por su mosquetero Gustavo Gorriti.
Rechazada por las mayorías nacionales, finalmente agoniza esa prensa canalla al servicio de la manada caviar (Comercio, República, RPP, canales 2, 3, 5, 8).
Hoy los caviares mantienen bajo perfil en entidades públicas que antes controlaban. Gente habituada al misterio, la maquinación, el rumor desestabilizador, hoy está abocada a crear un clima de quebranto constitucional porque, siendo facultad constitucional suya, el Parlamento ha dispuesto investigar a los miembros de la politizada Junta Nacional de Justicia (JNJ). Un espacio que los caviares anhelan manejar como nuevo centro de operaciones suyo. Los miembros de la JNJ alegan tener –hasta ahora de volandas– “prueba fehaciente, contundente de la intromisión del Legislativo en otro poder del Estado”.
Soslayan que el Pleno del Legislativo aprobó por 84 votos a favor, 22 abstenciones y 7 (cobardes) abstenciones, una moción de la congresista Patricia Chirinos para que la Comisión de Justicia del Congreso “investigue a los miembros de la JNJ por incurrir en causal grave en aplicación del artículo 157 de la Carta. Inclusive destituirlos, si se les encontrara culpables”. El constitucionalista Ángel Delgado sostiene tener sospechas de conductas irregulares de los miembros de la JNJ. Y agrega: “De ser cierta la tesis, significa que hay organismos democráticos (refiriéndose a la JNJ) que no son objeto de control, y que pueden hacer lo que les da la gana.”
En el colmo del intervencionismo, la comunidad internacional –la inutil ONU– parece haber tomado de puching ball al Perú. Quizá para desfogarse de lo que debiera hacer con Cuba, Venezuela, etc., países que nunca ha castigado, pese a quebrantar los principios democráticos. Por último, quien sospeche que algún ente del Estado peruano viola y/o pretenda violar la Constitución, que acuda al Tribunal Constitucional; pero bajo ningún argumento ejercer Justicia por sí mismo, como inveteradamente suelen hacer los caviares. ¡La comisión de Justicia del Congreso debe iniciar cuanto antes su investigación a los miembros de la JNJ, aprobada por el Pleno!
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