¡Los caviares al ataque!
Sigue desesperada por cubanizar nuestro país la mafia cleptoterrorista liderada por Pedro Castillo, que ya saboreó los placeres del poder. Ahora necesita recursos para costear la onerosa defensa del ex jefe, preso por golpista, corrupto y destructor del Estado. El ex mandatario sabía que, tarde o temprano, su organización criminal acabaría presa. Por eso su desesperación por hacer caja, robando lo que pudiese. Intuía que cuando fuese imputado por la Fiscal de la Nación (primero acusado ante el Congreso y luego ante un juez, para ser procesado y eventualmente condenado) necesitaría recursos suficientes para que su millonaria escuadra abogadil lo libere de cada uno de los delitos que cometió en año y medio de desgobierno y latrocinio.
¡Aunque en el fondo, es consciente de que acabará encarcelado muchas décadas! Pero comencemos por el principio. ¿Quién tuvo el coraje, la sagacidad e inteligencia suficiente para enfrentarse a un presidente de la República -por más analfabeto que fuese, como en este caso- la persona con mayor influencia y recursos estratégicos en cualquier país?
Fue la valiente Fiscal de la Nación, doña Patricia Benavides. Por cierto, su ímpetu por reponer el orden en este país (perturbado y bocabajo, como quedó el Perú tras un año y medio de sistemática devastación y abuso), motivó su urgencia por reorganizar el Ministerio Público, convertido por los caviares en eje de politización y desorden desde que, respaldados por Toledo, lo secuestraron para manipular la Constitución, la Justicia y la Democracia.
Meses después de asumir la titularidad de la Fiscalía de la Nación, Patricia Benavides imputó por golpista y corrupto a Pedro Castillo, horas después que, como jefe de Estado en ejercicio, ordenara a las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional capturar el Congreso, el poder Judicial, el Tribunal Constitucional, la Defensoría del Pueblo y el Ministerio Público, poniendo énfasis en que “capturen y apresen a la Fiscal de la Nación”. Tras fracasar ese golpe de Estado, liderado por ese ágrafo expresidente, la Policía lo apresó y transfirió a algún calabozo, a las órdenes de doña Patricia Benavides. El resto es historia.
Pero como el comunismo nunca perdona, juró vengarse de la detención de Castillo deshaciéndose de la Fiscal de la Nación Benavides. Para ello apelaría a la mafia caviar, asimismo desesperada por recuperar el Ministerio Público, otrora centro de operaciones de sus trapacerías. Producto de esta maquiavélica alianza es el ataque caviar contra el Congreso, por disponer se investigue a los integrantes de la Junta Nacional de Justicia, otro coto caviar. Trascendió asimismo que los miembros de la citada Junta venían confabulando para remover a la Fiscal de la Nación, Patricia Benavides, para reponer en el cargo a Zoraida Ávalos, otro alfil del operativo caviar. ¡Ojo: los caviares jamás imputaron al Congreso anterior porque investigó –y en ese caso disolvió– la Comisión Nacional de la Magistratura, hoy Junta Nacional de Justicia¡ ¿Por qué antes no y ahora sí? ¡Porque así es el oportunismo caviar, amable lector!
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