Lima espera a la CIDH
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) emitió un informe sobre las mal llamadas “tomas de Lima” y subrayó que las muertes de civiles fueron producto de una intervención desproporcionada de la PNP y las FF.AA. Sus conclusiones recogen versiones de grupos que financiaron y apoyaron esos violentos disturbios. No repararon que en esos días una joven congresista dijo en televisión que una protesta sin muertos “no genera cambios”.
Por eso solicito públicamente a la CIDH, que emitió ese informe sesgado, que envíe una delegación a los actos que han convocado, entre otros, la cabecilla narcoterrorista Florabel Vargas Figueroa (a) “camarada Vilma” desde su guarida en el Vraem. Los comisionados podrán verificar de primera mano la naturaleza “pacífica” de estas movilizaciones sediciosas.
Me atrevo incluso a ampliar la invitación a Amnistía Internacional, que comparte con la CIDH la doble moral del progresismo y la izquierda internacional. A ambos organismos les recuerdo que en 1992 un genocida llamado Abimael Guzmán Reinoso (a) “presidente Gonzalo” quiso tomar Lima el 12 de octubre, día en que se conmemoraban 500 años del encuentro entre América y Europa. Fracasó porque un mes antes fue capturado por los heroicos detectives del GEIN de la Dirección Nacional contra el Terrorismo (Dincote).
Volviendo al informe de la CIDH, este ignora al policía que fue muerto y quemado en Puno; al bebé que murió porque los sediciosos impidieron el paso de la ambulancia que lo llevaba de emergencia; y los casi mil policías gravemente heridos o mutilados por las avellanas que les lanzaron las turbas. Ellos no tienen derechos humanos para la CIDH.
Como si el agravio no fuera suficiente, un pasquín de izquierda insulta a la Policía Nacional del Perú al decir que “el cinismo es su divisa”. Qué pena, de verdad. Un abrazo y mi eterno reconocimiento a las PNP. Confiamos en su fortaleza y les adelanto las gracias por la entrega que demuestran para darle seguridad y tranquilidad al pueblo.
Ha llegado la hora en que los peruanos de bien debemos unirnos y decir en voz alta que quienes no apoyan una postura de paz y defensa de la integridad son en la práctica cómplices de la violencia y corrupción.
Estamos ante peligros y desafíos que debemos enfrentar para no permitir que la CIDH se burle del Perú con informes políticos que incumplen el mandato con el que fue creada. Nosotros exigimos que sus comisionados se pongan al frente para comprobar la índole “pacífica” de las protestas. Es lo que pienso y lo que creo, aunque moleste a los adefesios.
Por Óscar Becerra Tresierra
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