Leoncio Bueno: 105 años de pan con poesía

El poeta Leoncio Bueno cumplió 105 años de vida el pasado 2 de enero. Es hombre de arenga infatigable, un “Terco y aventado echando espuma”, como un buey cuyo bramido y bravura se siente en cada rincón del pueblo, su vida entera es un soñado poema. Sigue caminando lleno de vitalidad por los inmensos arenales donde él siempre divisa los soñados bosques y cual voluntario cuida y protege como si se tratara de sus propios poemas: “Con leña ajena / no hago fuego / ¡soy leñatero! / Fogón aparte / cuezo en mi propio fuego. / ¡Soy leñatero!”. Su casa, en Tablada de Lurín, que es como Túngar, su taller, es un espacio donde se respira poesía. Su hogar es y seguirá siendo esa plaza pública, donde el canto y la belleza terminan forjándose como poesía. Su casa mantiene la esencia de su antiguo taller, esa fábrica de esperanza donde se escribieron los mayores sueños y a pesar de las carencias del día a día no falta el mejor alimento del cuerpo y el alma, ahí tomó forma la solidaridad y hospitalidad de quien supo ser un ejemplar anfitrión que ofrecía a sus visitantes e invitados “Pan con poesía”. Su casa, su taller, su vida, es esa ágora, donde el arcoíris cambia de color y a veces toma el color de la lluvia, ahí se seguirá cultivando la palabra para que esta sea el universo de todos y se parezca a un campo con “césped de luz y rocío”.
Felizmente el poeta Bueno sigue de pie, con su sonrisa sincera, con ese estilo de sonreír que pueden darse licencia solo las cascadas de aguas silenciosas; ahí está venciendo a los años y eternizando su poesía porque él jamás se atrevió a respetar este estado de cosas, él mantiene intacta la idea de que el orden establecido está invertido y se le tiene que cambiar; ahí está el peón de mil y una batallas, el jornalero a tiempo completo de las buenas causas; ahí está pregonando su mensaje de quien se subleva con el pecho abierto: “Yo quisiera alguna vez, ¡cuánto lo quiero! / apretar en esta mano jornalera / el arpa de Beethoven / y traducir la lengua del acero, / hacer hablar al buey, al yugo y al arado, / hacer hablar al humo y a los motores”.
El poeta Leoncio Bueno “sabe cuánto le cuesta a un hombre de bien llegar a viejo en los meros subsuelos de este mundo”. Felizmente sigue vivito y soñando, y su divisa sigue intacta: “Salud, amor y poesía / ¡viva la santa anarquía! / para la gran mayoría”. Tenemos al poeta Leoncio Bueno para rato. Enhorabuena que sea así.

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