La verdad amarga: ceder el espacio de la comunicación

Por Sergio Bolívar

El título alude al bolero de Los Panchos que se inicia así, “Yo tengo que decirte la verdad/ aunque duela el alma…”. Debido a la falta de una estrategia comunicacional -de los peruanos que rechazan a Castillo-, el Gobierno y Cerrón lograron incluir en la agenda nacional una Asamblea Constituyente.

El planeamiento de la comunicación de Cerrón se reveló el 22 de marzo pasado, en el evento “Escuela política de Perú Libre”, en el que dijo: “La lucha política es invadir todo canal de comunicación contrario a nuestros intereses”... El objetivo es impartido por Cuba, “Por eso Fidel Castro decía nuestro problema no es que los grandes medios de comunicación mientan, nuestro problema debe ser cómo nosotros decimos las verdades. Esa es nuestra tarea y esa es una forma de decirles la verdad. Es una forma de llegar a todos los espacios”.

La verdad que quiere imponer Cerrón ha sido creada bajo su propia interpretación, como lo concibió el filósofo alemán Friederich Nietzsche, “ser veraz, esto significa usar las metáforas usuales, por tanto moralmente expresado: el compromiso de mentir de acuerdo a una firme convención, de mentir al modo de rebaño, es un estilo obligatorio para todos”. La forma de ganar el espacio es estableciendo una verdad sabiendo mentir, tal como una enfermedad. Ahora dicen que el pueblo quiere el cambio de la Constitución, cuando es la última prioridad de la gente con 7% de interés nacional, según Ipsos.

La actividad comunicacional de Cerrón y sus operadores jamás ha cesado. Gestaron una guerra basada en mentiras. La gran mayoría de peruanos respondieron bajo la premisa del espontáneo hartazgo. Por ejemplo, la marcha del 5 de abril, las expresiones de repudio a Castillo del general Arriola, los héroes de Chavín de Huántar, así como las paralizaciones en Huancayo y otras provincias que costaron vidas. Nada detuvo a Cerrón y sus dinámicos en la ocupación del espacio de la comunicación de la nueva Constitución, los monopolios y el cierre del Congreso. Tampoco en la siembra de delincuentes violentos en cada nueva marcha con tal de arruinarla.

El populismo dominó a la tradición republicana del país, resume Carlos Meléndez en su libro ‘Populistas’ a partir de las verdades amargas que se traducen en las preferencias electorales del peruano. El autor ha invitado a Cerrón a comentarlo. Los espacios se luchan en contra del enemigo, jamás se obsequian. Sin embargo, la verdad más amarga fue la cesión de la comunicación a la Asamblea Constituyente por parte de las instituciones democráticas de la sociedad civil. Estas siguen esperando el milagro aritmético de la vacancia en el Congreso.

Parafraseando la observación de William James (1905), “la verdad es lo que ocurre con las noticias”, que son consecuencias de un hecho. La noticia premeditada de la constituyente es para generar el caos. La verdad es la destrucción económica por la indiferencia de las instituciones que defienden la inversión. La desinformación y el caos en el Perú quieren la constituyente. La trinchera de la verdad y la libertad pueden combatirlas. La noticia mata noticia y se planifica.

Son muy pocas las instituciones que están trabajando por un perfil adecuado para proponer una agenda en contra de la constituyente y comunicar, “en modo guerra”, las verdades sobre las inversiones. El perfil bajo es inútil. El Sutep, enemigo declarado del Fenate de Castillo, lo entiende al solicitar la salida del Presidente. La comunicación de Castillo y su gobierno evitan confrontar a Sutep porque ganarían más apoyo de los maestros.

“Decir la verdad es un acto revolucionario”, decía el escritor George Orwell. La comunicación estratégica sirve para articular la voz unida de las instituciones de la sociedad civil, como los gremios empresariales, mesas de concertación, confederaciones, organizaciones anticorrupción, universidades, colegios profesionales y muchas más. Todas unidas deben luchar por la verdad.

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