La lección de Israel
El pasado sábado 7 de octubre, Israel fue víctima de un ataque terrorista sin precedentes en su historia. La brutalidad con la que este ataque fue perpetrado dejó estupefacta a toda la comunidad internacional. Cientos de civiles masacrados en sus casas, carreteras o áreas de esparcimiento, sin distinción de género o edad; y cientos también capturados como rehenes por la organización terrorista HAMAS.
No se trató de un ataque sorpresa a una instalación militar ni a un campamento enemigo. Las víctimas eran civiles desarmados, jóvenes que asistían a un concierto local y familias que se encontraban en sus casas, con niños pequeños, ancianos; recordemos que era sábado y que esa gente pretendía descansar y disfrutar el fin de semana.
La reacción de Israel, fue la de actuar en legítima defensa, atacando la Franja de Gaza ahí donde estaban localizados los terroristas que perpetraron el ataque y parte de la cúpula de su organización. La sorpresa al incursionar en Gaza, fue descubrir que el ataque había sido preparado cuidadosamente durante años; cientos de kilómetros de túneles subterráneos, arsenales dentro de hospitales y escuelas, y gran cantidad de vehículos y equipos militares, todo bajo la anuencia del Gobierno Autónomo Palestino y la población palestina en general.
Según el Ministerio de Salud y otras instituciones palestinas (todas controladas por HAMAS) la cantidad de muertos supera (más de seis meses después) los 30,000, con un número aún mayor de heridos y desplazados.
Ante esto, la comunidad internacional (incluida la ONU) en su mayoría, ha condenado enérgicamente a Israel por una respuesta “desproporcionada” y crímenes de guerra. Sin embargo, no han condenado de la misma forma el ataque de Hamás y la toma de rehenes.
Lo que nadie o casi nadie dice es que Israel está actuando en legítima defensa; Hamás es un grupo terrorista, fanático que ha perpetrado un vil y cobarde acto, amplificado por el hecho de emplear hospitales y escuelas coma bases militares y utilizar escudos humanos. Por otro lado, el gobierno y la población palestina no son inocentes, sabían perfectamente todo lo que se estaba gestando y nunca se pronunciaron.
Se argumentará que tanto el gobierno palestino como la población eran rehenes de HAMAS, pero no se puede mantener de rehén a una población de más de 3 millones de habitantes durante tanto tiempo sin su complicidad o consentimiento. Asumir que la población palestina es un rebaño de ovejas que no hacía ni sabía nada respecto a HAMAS es como pretender que los campesinos de Vietnam no apoyaban al Viet Cong.
La lección que Israel nos da es la de no negociar con el terrorismo, es tener la visión de saber que, si se le da la oportunidad o no se le aniquila por completo, volverán a intentar algún ataque peor que el anterior. Es una lección que debería haberse aprendido y grabado a fuego en la conciencia de los gobiernos, ejércitos y agencias de seguridad en el mundo.
Israel sabe que HAMAS no se detendrá y volverá a intentar una y otra vez un ataque similar o de mayores proporciones si es que no se le destruye completamente. No puede vivir permanentemente con una “Espada de Damocles” sobre su cabeza, porque ese es el mensaje que precisamente está recibiendo “no importa lo bien que te protejas, en algún momento te vas a descuidar y te volveremos a atacar donde menos lo esperes”.
Esta guerra es lamentable y una desgracia para el mundo. Pero no olvidemos quien la inició y que, HAMAS emplea rehenes y utiliza “escudos humanos”. Si el pueblo palestino sufre, pasa hambre y es desplazado, es responsabilidad de Hamás, no de Israel.
El estado de Israel tiene derecho a defenderse. No solo el derecho sino la obligación.
*Capitán de Navío, especialista en
seguridad nacional e internacional
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.