La institucionalidad como motor de la economía
El modelo económico actual ha permitido reducir los índices de pobreza en los últimos veinticinco años y es la base del crecimiento económico, no obstante, la única manera que la economía crezca es con mayor inversión. Y en ese sentido, la predictibilidad en las reglas de juego, esto es, la institucionalidad de un país, es fundamental, pues los inversionistas esperan a ver cuáles son esas reglas para tomar decisiones.
En nuestro país, la institucionalidad ha decaído en los últimos años como consecuencia de los innumerables casos de corrupción. Para que un país tenga un desarrollo económico justo, equitativo, sostenible y de largo plazo, se requieren instituciones transparentes, honestas, eficientes y eficaces.
El desarrollo económico es uno de los pilares para la reducción de pobreza de un país. Por lo tanto, instituciones probas son una condición previa para lograr reducir esa pobreza.
La falta de instituciones fuertes y de visión a largo plazo son dos de los factores que más limitan el crecimiento económico del Perú. Mientras que no hagamos algo como país para superar los problemas de nuestras instituciones (falta de institucionalidad), el desarrollo económico del Perú no será justo, estable ni sostenido.
Si bien el modelo económico llevó a reducir la pobreza en los últimos 15 años, este ya no es suficiente para seguir avanzado, sin el acompañamiento de la institucionalidad, será difícil ver un escenario positivo al largo plazo.
En ese sentido, el primer paso para recuperar la confianza de la ciudadanía y que los agentes económicos puedan confiar en las instituciones, es recuperar la confianza en éstas. El Perú ha retrocedido en todo lo relacionado con instituciones, debido a los problemas de corrupción en todos los niveles.
Recuperar la confianza en nuestras instituciones es necesario para mejorar el clima político y este a su vez es fundamental para atraer las inversiones que tanto necesita el país para generar riqueza. Y además es indispensable para mover la economía recuperar la confianza en la institucionalidad del Congreso como garante de la predictibilidad jurídica pues es el dador de las reglas de juego.
Por ejemplo, si quiero sacar un crédito hipotecario, un crédito vehicular o un préstamo personal, lo postergo y lo decido después. Entonces la economía se mueve menos, y si la economía se mueve menos la producción crece menos, y si la producción crece menos, crece menos la recaudación e impide que se cumpla la meta planteada en el proyecto de presupuesto.
Como hemos señalado, el modelo económico actual ha permitido reducir los índices de pobreza en los últimos veinticinco años y es la base del crecimiento económico, no obstante, la única manera que la economía crezca es con mayor inversión. Y en ese sentido, la predictibilidad en las reglas de juego, esto es, la institucionalidad de un país, es fundamental, pues los inversionistas esperan a ver cuáles son esas reglas para tomar decisiones.
En consecuencia, no basta el modelo económico para crecer económicamente, mientras la falta de institucionalidad siga siendo un problema neurálgico en nuestro país, el desarrollo económico del Perú no será justo, estable ni sostenido.
Por José Ignacio Carrión