La bolsa o la vida
Esta columna trata de un hecho anecdótico: la afirmación –hecha con alevosía y ventaja– por el “periodista” Aldo Mariátegui en su columna de esta semana en el diario Perú 21 acerca de mi supuesta “responsabilidad” en la decisión de la mayoría congresal de no aprobar una nueva extensión de la exoneración de impuestos a las ganancias de capital, decisión que sin dudas afectará a la Bolsa de Lima.
Que el periodismo en general atraviesa una crisis casi terminal es un hecho que no admite dudas. La irrupción de las redes sociales le ha quitado sustento al “modelo de negocios” básico del periodismo tradicional: publicidad a cambio de contenido de alta calidad, sea este contenido de información o de opinión.
Hoy la información es inmediata, multifacética, no verificada (abundan las “fake news”) y propalada por una infinidad de agentes o periodistas “informales” en redes como X, Facebook o TikTok. Mientras que lo que pasa por “columnas de opinión” –en diarios, radios y canales de televisión– reflejan visiones distorsionadas del mundo, ya sea por lentes de carácter ideológico, o por la defensa cerrada de intereses propios.
En el caso específico de lo escrito por Aldo Mariátegui en su columna de Peru 21 –que la no extensión de la exoneración tributaria se debe a una supuesta conspiración mía con la congresista Susel Paredes– carece de todo sustento, más allá de decir que “Anderson se opuso por una simple formalidad”.
Para evaluar lo señalado por el Sr. Mariátegui veamos la secuencia de hechos: 1) en comisión de economía se presenta con urgencia el tema de la exoneración; 2) yo señalo que entre los documentos presentados no estaba el informe positivo del MEF, condición necesaria de carácter constitucional por cuanto el Congreso no puede aprobar este tipo de exoneraciones sin tener en cuenta la opinión autorizada del MEF; 3) el presidente de la comisión de Economía afirma que el MEF ha expresado opinión favorable de manera “oral” y que iba a enviar el documento antes del pleno; 4) sobre esa base se procede a votar en la comisión de Economía y yo voto a favor; 5) a los dos días, durante el pleno, llega la opinión favorable del MEF, pero el presidente de la comisión de Economía no lo anuncia en el pleno; 6) habiendo visto en la plataforma electrónica el documento del MEF, procedí a votar a favor, como consta en los archivos del Congreso.
Todos estos “hechos” son fácilmente verificables, si uno quiere emitir una opinión con conocimiento de causa. Pero si de lo que se trata es de “caracterizar” a alguien como de una determinada tendencia ideológica –en este caso, por asociación, como “Caviar”–, entonces los hechos, la evidencia no importan. La víctima principal de este tipo de pseudoperiodismo es la verdad, aunque cuando la pequeña infamia es desnudada por los datos objetivos de la realidad, está regresa a su autor como un boomerang. Lo siento por ti, Aldo.
Por Carlos Anderson
Congresista de la República
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