La aparición del trío Los Astros
Las tareas escolares siempre estuvieron alternadas, y hasta postergadas, por sus inocultables vocaciones musicales. Desde la escuela primaria 237, se reunían para cantar; destacaban Walberto Cruz, Pepe Chávez y Julio Quiroz, con sus tempranas y hermosas voces. Niños aún, gustaban escuchar a un “pianista” tras una ventana frente a la librería de Olga Chang; y años después descubrieron -entre asombro y risas- que realmente operaba una pianola codificada con cintas perforadas. Igualmente escuchaban en la siguiente cuadra del jirón Junín, frente a la panadería de don Domínico Cueva, a un cantante que un día los hizo pasar y empezaron a ensayar con él.
El grupo crece a partir de 1952 cuando inician la secundaria en el colegio José Andrés Rázuri de San Pedro de Lloc. Se complementan allí con la guitarra del sampedrano Lucho Zavaleta y se agregan otros más como Peluza León y Estuardo Camacho. Asimismo, pacasmayinos como los mellizos Isaac y Armando Lau, Garzón Cruz, Pablo Venegas, Roque Castillo, Roberto Javier y Alberto Castañeda. Hace falta identificar a otros más. Todos participaban, algunos sólo compartían las reuniones y los que cantaban lo hacían solos, o formando dúos y tríos que interpretaban las canciones que preferían y dominaban.
La escena internacional estaba marcada por la música romántica, especialmente boleros, siendo el trío Los Panchos el conjunto más popular e influyente. En este contexto musical y desde este grupo de entusiastas razurinos, se consolida y aparece el trío Los Astros: Walberto Cruz con su inconfundible primera voz y segunda guitarra, Pepe Chávez en la segunda voz (“pegadita”, a decir de entendidos) y Lucho Zavaleta en la primera guitarra y en el requinto. Según algunos compañeros de promoción, ocurrió en 1953; y según otros, en 1955. Lo cierto es que por esos años, ya cantaban juntos, daban serenatas y cumplían actuaciones con el nombre artístico de Los Astros, nombre que escogió Walberto.
La musicalidad de Los Astros –sin duda- era heredada: el padre de Lucho, profesor razurino de Matemáticas, Arte y Música, era un eximio guitarrista, ejecutaba el himno nacional limpiamente y se dice que falleció pacíficamente con la guitarra entre sus brazos. En la familia de Walberto hubo y aún hay notables cantantes, entre ellos su hermano Garzón, y ahora su sobrino Iván.
Por su parte, en la casa de Pepe todos los hermanos cantaban, especialmente Sixtina quien tuvo condiciones vocales extraordinarias, aunque reservadas para reuniones familiares. Entre los años 1956 y 1957, luego de una de sus crisis, se vuelven a juntar Los Panchos y esto acrecienta el ánimo entre los muchachos. Eran los días de Reloj, La Barca, Un minuto de amor, Un siglo de ausencia, inolvidables éxitos del trío mexicano.
Entonces, en Pacasmayo empezaron a ensayar -una noche sí y otra no- en casa de Ramón “Chino” Rodríguez Arias (calle Lima 39). Lucho Zavaleta venía de San Pedro y luego había que embarcarlo de regreso en los últimos colectivos. Se agregaron menores como Hugo Céspedes y Chalo Aguilar, quienes empezaron a cantar y tocar guitarra, tras los ensayos de los mayores.
Uno de los tríos estuvo formado por Ramón Rodríguez, Peluza León y Armando Lau. Uno de los dúos, por Chalo Aguilar y Beto Villena quien perdió la voz tras la pubertad y emulaba a César Zúñiga, excepcional cantante infantil limeño. (Beto, luego se convirtió en tremendo trompetista que integró y dirigió orquestas salseras desde los años setenta). Otro dúo lo formaron Roque Castillo con Hugo Céspedes.
Unos años después, Julio César Sánchez (Joselo) cantaba las canciones de Joselito, el prodigioso niño cantante y actor español, muy popular en esos años. Junto a Los Astros, estos dúos y tríos hicieron presentaciones en radio Pacasmayo y algunos en radio Délcar de Chiclayo.
El trío Los Astros es la expresión artística de una generación de colegiales pacasmayinos y sampedranos que en los años cincuenta marcó su vida con un exquisito gusto por la música y con una amistad intensa mostrada repetidamente en las décadas siguientes. Participaron en veladas, serenatas, actuaciones públicas y radiales, desplegando su talento en nuestra provincia así como en otros lugares.
Nacieron decididamente románticos, y asumieron el reto de emular a Los Panchos. Pepe aprendió a tocar guitarra, completando el esquema panchero de un requinto, dos guitarras y tres voces suaves y melodiosas. Sus interpretaciones de Flor de Azalea, Rayito de luna y Poquita fe, quedarán por siempre en nuestra memoria, así como su simpatía que los hicieron tan populares.
Por Óscar Castañeda Morales
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.