JNJ, hora de la verdad
Fuentes parlamentarias revelan que ya existirían los votos suficientes para vacar a los integrantes de la Junta Nacional de Justicia, JNJ, por haberse solidarizado con la interpretación personalísima de sus integrantes, quienes unánimemente aprobaron de manera inconstitucional la “interpretación autentica” de la Carta realizada por parte nada menos que de la propia interesada en que la JNJ se pronuncie de esa manera a su entero favor. Nos referimos a Inés Tello quien, consciente de la inconstitucionalidad que implica que un integrante de la directiva de la JNJ interprete la Carta a su manera, y, aún peor, que recurra a la directiva del mismo ente público para que se solidarice con ella, pese a que estaba en falta. Lo que corresponde a una secuencia de faltas cada cual más graves, quebrando así lo dispuesto por la Carta Magna en torno a su edad límite de quienes la integran. Trascendidos parlamentarios fijan en dieciocho la cifra de miembros de la Comisión Permanente parlamentaria que votarían por el SI en este enojoso incidente, que llega a extremos límites como haber violentado la Constitución para conscientes de su yerro, defender a una colega que se aferra al cargo de manera absolutamente prohibida.
La JNJ es un ente que nació con el pie izquierdo, estructurada por el sátrapa Martín Vizcarra para neutralizar a un poder del Estado, como el Congreso de la República. Vizcarra dio un golpe de Estado (tardía, pero, evidentemente reconocido por el Tribuna Constitucional). Consecuentemente, la realidad de un quebrantamiento constitucional de la máxima jerarquía –como el golpe que dio Vizcarra clausurando el Congreso por quítame estas pajas- bajo ningún pretexto debe pasar desapercibido. Y este momento es la oportunidad para sancionar al responsable. No fue un hecho casual, amable lector, que Vizcarra le pusiera la puntería al Congreso. Él siempre estuvo consciente de que había delinquido a su paso por la gobernación moqueguana. Y luego incidentes como Chincheros, sumando al desmanejo de la crisis de Covid –que colocó al Perú en el puesto número uno de los países con mayor número de muertos por habitante, víctimas de esa plaga; la compra secreta de vacunas Sinopharm; la falta de camas UCI; la absoluta escasez de oxígeno en los peores momentos de la pandemia, y un rosario de crímenes sociales más (entre ellos, haberse vacunado tres veces en secreto Vizcarra), negándolo como Judas, fueron algunas de las razones del Parlamento para vacarlo. No obstante la escandalosa flagrancia en la identificación solidaria de los miembros de toda la directiva de la JNJ planteó un fraude jurídico intolerable que, para todo efecto, es considerado un agravante, y cuya resolución corresponde resolver en exclusivo al Poder Legislativo.
Esperemos que el Congreso actúe a la altura de las circunstancias; desaparezca a esta directiva perversa de la JNJ, reencauce de una vez por todas al Ministerio Público como ente fundamental para combatir, esta vez sí, el crimen y la lucha contra la corrupción.
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