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Hogares protegidos

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Fecha Publicación: 25/02/2020 - 20:30
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La salud mental en el país avanza. Mientras nos estancamos o retrocedemos en casi todo, en salud mental se ponen verdaderos hitos gracias al equipo de profesionales de la Dirección de Salud Mental que ha logrado persuadir, primero con la paciencia y casi el anonimato, y luego con resultados concretos sin fanfarrias ni avisaje estatal, a altos niveles gubernamentales, de la impostergable necesidad de abordar y enfrentar un tema relegado durante décadas en el Perú.

A los centros de salud comunitarios, que tienen un nuevo enfoque basado en el enclave y participación social y que sumarán casi 200 en el presente año en Lima y el territorio nacional, se unen ahora los Hogares Protegidos. Catorce serán abiertos en este año y servirán para la atención de personas con trastorno mental grave o severo y con discapacidad mental, intelectual o psicosocial y que no cuenten con apoyo familiar y social. Al 2021, año del Bicentenario, se tendrán 164 hogares protegidos a nivel nacional.

En cada hogar protegido se dará alojamiento a ocho usuarios, vestimenta y alimentación con la participación del propio paciente, cuando esté en condiciones de hacerlo. En el hogar tendrán, además, acompañamiento las 24 horas del día, apoyo personalizado y psicosocial que incluye actividades de autocuidado, relaciones sociales, integración comunitaria y empleo adecuado del tiempo libre.

Cada usuario del hogar tiene un plan individualizado de cuidados. Para participar y ser acogido, debe contarse con un diagnóstico de trastorno mental, discapacidad mental, intelectual, exposiciones psicóticas (delirios, alucinaciones), inestabilidad psicopatológica; encontrarse en situación de abandono y tener un informe médico emitido por el Centro de Salud Mental Comunitario o Unidad de Salud Mental de referencia.

Los estragos en la salud mental son devastadores para las personas y las sociedades. Aún estigmatizada, la salud mental es un gran protagonista de la vida individual y colectiva. Ignorada o soslayada por sus implicancias sociales, está en la base de muchas conductas, de muchas actitudes, de muchos desvaríos de las personas y los grupos que pugnan por vivir y alcanzar el bienestar. Mirarla de frente y sin temores es un deber y un compromiso, especialmente para con los más vulnerables, con aquellos que arrastran trastornos que los aíslan y los van anulando poco a poco.

Tomemos conciencia de la enorme importancia de la salud mental, del por qué una importante mayoría de diagnósticos médicos son por causas psicosomáticas, de cómo el cuerpo grita los sufrimientos del alma, de todo lo que puede dañar la depresión, la enfermedad de la tristeza, la ansiedad por ser y hacer más que nos domina, las fobias que no tienen cómo salir, las obsesiones, los delirios lentos y casi inadvertidos, la basura que se acumula en la espalda, los traumas de toda índole, los recuerdos que nadie quisiera recordar, la noche que es a veces la vida…

En cada casa de la antigüedad grecolatina siempre había una hoguera que solía estar en el centro de cada casa como emblema protección. Es un milagro que un fuego como ese alumbre ahora un hogar de desvalidos.