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Fosatti: ¡PENSÁ, PENSÁ!

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Fecha Publicación: 25/01/2024 - 20:20
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Si nos debimos soplar meses y meses con los despropósitos de Juan Reynoso, al momento de anunciar su demorado relevo y el casi inmediato ingreso del uruguayo Jorge Fosatti se pensaba que saldríamos bien librados de un entrenador que no había dado la talla.
Y todo ello porque en ese momento el técnico de Universitario representaba una suerte de circunstancia alentadora para nuestra selección, sabiendo pese a todo que no era, ni es nada fácil la empresa emprendida considerando que transcurrido el 33 por ciento de las eliminatorias sólo nos ha deparado la irrisoria cifra de dos puntos acumulados.
Esa es la triste herencia que nos dejó el millonario cese de ese comando técnico cuyo tránsito por la federación infringe un daño estadístico y un lastre anímico que no será fácil digerir.
La verdad sea dicha. Fosatti ha empezado con el pie izquierdo y la prensa no sé por qué no ha tenido la entereza de decirle su punto de vista sin filtros como dicen algunos “intelectuales”.
Sería muy pertinente descubrir que quiso decir el charrúa al momento de referirse a la majadería de Cueva de pichanguear, aún lesionado, porque creemos que se enredó en una idea muy discutible al afirmar muy orondo una frase estrafalaria, “que no le preocupa si está en la playa o en una pichanga” (¿?).
Me lleva al extremo de pensar que el señor Fosatti no sabe lo que quiso decir, o se fue de bruces y en el camino no pudo rectificarse ante esas insensatas y temerarias declaraciones que le hicieron meter la pata. Vio el micrófono y lanzó cualquier cosa.
Estuvo muy alejado de aquel profesional equilibrado durante su permanencia en la “U”, que nos permitió cruzarnos con un hombre ponderado, aunque siempre dispuesto a defenderse con el hígado en ristre, cada vez que alguien emitía una opinión discrepante con su punto de vista. No le movamos ese tema.
No se entiende cómo podía apañar o proteger a un irresponsable jugador como Cueva con muchos antecedentes que lo desacreditan y que hoy por hoy incluso, lo marginan de continuar con su carrera en el fútbol si no entra a una cura absoluta en la que deje de lado esos vicios de jugarse con la seriedad (todavía los hay) de quienes tratan con él.
En pocos años ha destruido gran parte de su trayectoria porque más fueron los escándalos que los hechos positivos que marcaron su presencia en las canchas, y también, que duda cabe, fuera de ellas. Además no contó con alguien que a su lado le haga ver ese cúmulo de errores y torpezas, advirtiéndole que en algún momento iba a reventar y eso es lo que hoy está pasando con quien, hasta hace poco, la afición se identificó sin rodeos.
Una reflexión final. El profesor Fosatti no se ha rectificado porque no tiene esa tendencia. Más bien es todo lo contrario. Por esta vez se la pasamos, pero debería tener a mano aquella su expresión primigenia: “Quiero devolverle la alegría a la afición”.
Señor, valore la oportunidad que le ha dado el país de dirigir nuestra selección, no es un cheque en blanco, ni cierre los ojos ante hechos reprobables por su evidente deterioro para usted y el grupo a sus órdenes.

Por Bruno Espósito Marsán 

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