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¡Este desgobierno no merecemos soportarlo más!

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Fecha Publicación: 24/06/2020 - 22:00
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Tras conocerse en febrero la plaga desatada en Wuhan, en materia epidemiológica el mundo actuó muy velozmente imponiendo estrictísimas cuarentenas. Acá adoptamos precauciones como la drástica, absoluta paralización del país a partir del 15 de marzo. ¡Pero esa estrategia no funcionó! Por una sencilla razón. ¡La cuarentena no bastaba! Era indispensable acompañarla de dos tácticas vertebrales: 1) generar una estadística precisa para los casos de contagio, evaluando a los sospechosos de portar el virus a través de pruebas moleculares (no serológicas), estableciendo un estricto seguimiento de exámenes a los detectados durante al menos quince días; sin embargo por razones de ineptitud, comodidad -¡o probablemente por corrupción!- Vizcarra y su partenaire trotskista Zamora adquirieron de manera contumaz más de millón y medio de pruebas serológicas (sujetas a un colosal margen de error) invalidando así cualquier estadística a partir de su ponderación: y 2) avituallar los hospitales del Estado con medicinas –las que ya se conocían como recomendadas para evitar agravamientos- así como adquirir camas UCI, respiradores mecánicos y, sobre todo, oxígeno para tratar los casos de extrema severidad; asimismo debieron comprarse kits de hospitales de emergencia para instalarse en espacios amplios como estadios, establecer lugares para morgues y crematorios, habilitar cementerios, y crear un sistema confiable de registro de muertes, en paralelo a equipar a médicos, enfermeros y personal asistente del sistema nacional de Salud proporcionándoles mascarillas, uniformes, instrumental para protección, etc.

No obstante, estimado lector, como es sabido Vizcarra incumplió ambas tácticas. Y con ello diezmó toda posibilidad para que funcione con éxito la draconicana cuerentena de tres meses a la que sometió, en forma compulsiva, a los 31 millones de peruanos. Es decir, quemamos tres meses estancados. ¡Esto ha implicado perder 17% del PBI! Por si fuera poco, hemos tirado al agua US$27,000 millones presuntamente destinados a evitar la ruptura de la cadena de pagos. Desgraciadamente, esta se quebró antes que dichas reservas llegasen a su destino: las empresas y los menesterosos. La actividad privada está seriamente afectada y nuestra población empobrecida a cotas biafranas.
¿Resultado? En 90 días Vizcarra y sus viles ministros quebraron la economía pública y privada, generaron enorme descontento social y desataron tal avalancha de infestados que nos ha colocado en el sexto lugar del planeta en cuanto a número de contagios (aún con la estadística tramposa que lleva su compinche Zamora), lo mismo que a un escenario de muertes masivas. Tanto que los principales medios del orbe señalan que –hasta ayer- Perú tendría alrededor de 26,000 ciudadanos fallecidos por el Covid-19.

Apostilla. Aparte de haber dañado tan severamente la salud de centenares de miles de peruanos y segado la vida de decenas de miles de compatriotas, Vizcarra y su secuaz Zamora han politizado la epidemia con fines protervos de comunizar el país. Al recurso vetado del subsidio –válido en sistemas como el cubano y venezolano- ahora suman el aliento a la estatización de clínicas privadas, a la cuales están demonizando tal cual hiciera Vizcarra con el Congreso. Hasta dar otro golpe de Estado para consumarlo.