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Estado nuestro de cada día

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Fecha Publicación: 28/10/2022 - 22:25
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Con profunda admiración la opinión pública toma conocimiento de acciones de funcionarios del gobierno que evidencian una crisis de valores personales e institucionales, que hacen mucho daño a nuestro país.
El Perú está en vías de desarrollo y el trayecto más adecuado en esta ruta es aprovechar nuestros recursos naturales, patrimonio cultural, ubicación geográfica, habilidades personales y grupales y catalizando este potencial despegar y enrumbarnos al progreso y la modernidad.
Queremos llegar a ser un país desarrollado, donde las personas encuentren los servicios que requieran para su bienestar y el de la sociedad en su conjunto, convivir en seguridad ciudadana que permita convivir en tranquilidad y sea posible alcanzar las metas personales y familiares, una economía sólida, con grandes exportaciones, empleo pleno, alto niveles de educación y formación profesional y, sobre todo, una grata morada regida por el principio de que el derecho de uno llega hasta donde empieza el derecho del otro.
Muchos fueron sorprendidos con la “palabra de maestro” que repitió el eslogan “no más pobres en un país rico” y declaró que instauraría “un país sin corrupción y una nueva Constitución”. Sin embargo, lo que ha venido dándose es hacer más ricos a sus familiares y amigos y más pobre al país, con personajes carentes de experiencia en la gestión pública, con desastrosos resultados.
Así, vamos retrocediendo en vías del subdesarrollo. Al margen de la renuencia a cumplir las normas vigentes, aprender la historia, saber contar lecciones (pollo, tamborcito) y hasta leer bien lo que le escriben, se busca justificar tamaña ineptitud y conducta corrupta en un artículo de la Constitución, alegándose que en su texto no dice que un mandatario que fuere corrupto, inútil y aunque sea asesino puede ser investigado o retirado del cargo ya que no son causales de sanción alguna. La sociedad está asombrada. El país es objeto de comentarios y análisis en la prensa internacional, todos los días. Se siente vergüenza ajena. Pero los del Gobierno viven en otro mundo.
Sorprende la resiliencia de la población ante esta crisis, que carcome las bases mismas de la democracia y del sistema republicano. Se requiere un esfuerzo extraordinario de catarsis ciudadana ya que, de por medio, está el futuro de este “dulce y cruel Perú”, como dijo don Jorge Basadre.
Que la población y los legisladores, así como los gremios empresariales, las universidades, las iglesias, las instituciones independientes, el Acuerdo Nacional, los ciudadanos de a pie, sean conscientes de que se debe actuar en el marco de la Constitución y acabar con esta pesadilla o mal sueño.

(*) Abogado, docente universitario, consultor legal

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