El silencio de la memoria
Gloria Mendoza Borda, la poeta de Puno, quien escribe con la vehemencia de la lluvia, nos entrega su nuevo poemario que es el reflejo de una fontana de metáforas con las que pretende barnizar la cruda y dura realidad. Ella esboza palabra a palabra, con intensa dulzura, los acontecimientos que el tiempo reserva para eternizarlos, y para tenerlos presentes, con vida, y con esperanza de verlos florecer, aunque queden solo tallos secos en el jardín del recuerdo. La poeta escribe, describe, sus vivencias que no abandona, recurre a ellas para perennizar el aroma de los tiempos idos, lo hace con la ternura de las primaveras, pero al mismo tiempo con la certeza y crudeza de los inviernos. “El silencio de la memoria” es un bellísimo poemario escrito al borde de los manantiales de la vida, justo en el ojo del agua donde brota la vida y donde no se permite duda alguna sobre el brillo de la luz. Todo indica que el libro fue escrito en una ceremonia de tierna elegía y del casual encuentro entre extrañas miradas, al borde de la alborada, donde quedó santificado ante el suspiro del silencio, del silencio de la memoria.
El pasado deja de serlo en cuanto se le olvida. Por eso, nuestra poeta, de quien conocemos su militancia activa con las causas justas, toma partido por los sucesos que cambian el rumbo de la vida. Por eso escribe desde la nostalgia y desde la indignación; escribe porque sigue esperando que se identifiquen y sancionen a quienes hacen trizas la vida o de quienes hacen leño e incendian los versos; escribe para que la poesía sea humana; escribe desde la rebeldía, lo hace en nombre de a quienes le asiste el derecho a la nostalgia. Sus versos ceden ante la belleza, aunque lo escriba con bravura: “cuervos / palomas de vuelo equivocado”.
Celebro la aparición de este bello poemario que viene con la fuerza de los vientos frescos. Llega justo cuando la estrella del sur se detiene cerca de la madrugada y las flores cicatrizan sus heridas con la tenue escarcha que guarda respetable silencio, se apiada y cede ante el esplendor de los bellos versos entregados en este libro. Qué le importa a nuestra poeta vivir al borde del peligro o vivir confinada como una mariposa, ¡qué le importa eso!, ella sabe que los confinamientos le dan alergia, se sacude y sigue. Ahí están sus poemas, allí están sus libros, allí está su desafiante mirada, allí está su voz que jamás calla.
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