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El significado del ingreso de Suecia en la OTAN

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Fecha Publicación: 08/03/2024 - 21:00
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El que la sigue la consigue. El reino de Suecia, país escandinavo de Europa del Norte, con 10.42 millones de habitantes, por fin, ha sido admitido oficialmente en la Organización del Tratado del Atlántico Norte – OTAN, creado en 1949 como espacio de seguridad y defensa militar en el marco de una sociedad internacional, fundamentalmente europea, que comenzaba a ir tomando forma por la denominada Guerra Fría. El ingreso de Suecia no ha sido fácil. Los últimos óbices para ello fueron las reticencias de Turquía y Hungría, felizmente ya superadas, pues basta que un miembro de la OTAN se oponga para que no proceda ninguna admisión. Ese mismo espíritu funciona en la OTAN para las acciones defensivas, es decir, donde todos actúan recíprocamente como los mosqueteros: “todos para uno y uno para todos”. En el marco de la guerra entre Rusia y Ucrania, que ha iniciado su tercer año el pasado 24 de febrero, el ingreso de Suecia, que debe ser analizado, ha debido seguir un proceso realmente complejo pero convencidos de concretarlo. Así, su parlamento lo aprobó abrumadoramente –269 a favor y 37 en contra– en abril de 2023 y luego debió esperar hasta la cumbre de los 31 Estados miembros de la alianza militar de julio del año pasado en Lituania, que, aun cuando ya contaba con la luz verde de la reunión de Madrid en 2022, al final la aspiración sueca, quedó en compás de espera. Ahora bien. El ingreso de Suecia es verdad que acaba con 2 siglos de neutralidad, y también lo es que ha seguido los pasos de Finlandia, su vecino nórdico pero no escandinavo, que consiguió su incorporación en la Alianza el año pasado. Pero, más allá de que es real que se ha producido un ensanchamiento de la OTAN –ahora son 32 Estados–, no parece verse a Rusia en una posición de actor inmutable como si no le importara o estuviera de brazos cruzados. Nada de eso. No debemos perder de vista que una de las razones rusas de fondo para invadir Ucrania fue precisamente considerar la admisión de Ucrania en la OTAN como una seria amenaza para Moscú hasta menoscabando, como refiere Vladimir Putin, su espacio de influencia.

El referido ensanchamiento por supuesto que irrita a Rusia. En definitiva, Suecia ha ingresado en la OTAN al considerar que dentro de la alianza se libra de la amenaza de Moscú. También pasó a Finlandia, ambos contando con el espaldarazo de la Casa Blanca. Putin, con realismo político y militar por delante, porque tampoco tenía otra verdad que mostrar, ha admitido que la OTAN ahora es más poderosa en conjunto que Rusia y solo basta mirar las cifras comparativas en hombres y armamentos para confirmarlo; sin embargo, no se ha callado para recordar, también con realismo, que Rusia tiene un poderío nuclear que muy pocos países del globo cuentan, con lo cual le recuerda a Washington, principalmente, la importancia del equilibrio de fuerzas. Convendrá advertir que siendo verdad que Finlandia y Suecia, en el fondo lo que han conseguido es el referido manto protector de la OTAN, y desde luego de Washington, ello no significa que tendrán asegurada la integridad que tanto les preocupa ante cualquier reacción por parte de Moscú, siendo a mi juicio, incluso, ahora más que creíble que nunca, la amenaza real de Rusia sobre ambos países. Parece que el mundo entrará en una etapa de tensiones y pugnas recíprocas más intensificadas y nada más que eso, pues un escenario de guerra nuclear –lo saben muy bien en Washington y en Moscú–, solo puede conducir a un resultado fatal: el fin de la especie humana, y no exagero.

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