El Congreso y su impacto económico
Las cifras frías dicen que el Congreso de la República alcanza una desaprobación del 86%, nada del otro mundo si se compara con los anteriores.
Sin embargo, analicemos los hechos por los padres de la patria en la parte económica, y es acá donde vemos que su labor no ha sido lo productiva que se puede esperar debido a que muchas iniciativas a las cuales les han dado luz verde incrementan el gasto y tienen un costo fiscal muy elevado.
Una de ellas es la aprobada por insistencia que obliga a EsSalud desembolsar S/ 117 millones para trasladar a los trabajadores CAS al régimen del Decreto Legislativo 728, a este se suma el nombramiento automático de docentes que tengan más de tres años contratados e incrementó el sueldo de los auxiliares de educación.
Otra, cuyo impacto será devastador para la economía, es la aprobación de un bono de reconocimiento a todos los afiliados a la Oficina de Normalización Previsional (ONP) que hayan migrado a una AFP desde el 2002 o decidan hacerlo en el futuro.
Desde el MEF estiman que esta norma costaría unos S/40,000 millones, pero el daño a la sostenibilidad de la ONP es imposible de costear, ya que el pago de las pensiones depende de los aportes de sus afiliados activos, quienes migrarán al Sistema Privado de Pensiones por el bono de reconocimiento que entraría en vigencia en abril del próximo año.
A estos temas se deben sumar los feriados que decretan como quien se toma un vaso con agua, ya son 16 en un año más los puentes para incentivar el turismo interno, lo que reduce la productividad del país.
¿Por qué los congresistas aprueban este tipo de medidas?, porque son populistas y no entienden o no quieren entender el costo fiscal de sus decisiones, lamentablemente, esto complica la labor del Ministerio de Economía y Finanzas pues destruyen la estabilidad y el ya deteriorado equilibrio presupuestal.
A pesar de que el Gobierno ha anunciado que llevará varios de estos temas ante el Tribunal Constitucional, esto ya es una moneda al aire y tomará mucho tiempo.
Sin embargo, todo esto puede cambiar si le ponen más filtros a las iniciativas que busca aprobar o que aprovechen la inteligencia artificial, que está muy de moda, y plantea por ejemplo Maite Vizcarra, que pasen todos sus proyectos de ley por ChatGPT o similares softwares, a ver qué nos dicen sobre sus beneficios y costos.
Estos nos ahorraría gastos innecesarios y hasta quizá mejorar su tan alicaída imagen ante la opinión pública, además menos dolores de cabeza y menos aspirinas.
No creo que los congresistas estén desconectados de la realidad, pero sí estimo que no miden el impacto de sus decisiones en función al costo – beneficio sino a cuántos aplausos reciben.
Por Gustavo Martínez V.
Periodista y sociólogo
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