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El Comercio apoyó campaña de Villarán

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Fecha Publicación: 14/07/2020 - 22:20
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Cual Pilatos y como una gran primicia, El Comercio destacó ayer en portada y páginas interiores que “Graña y Montero aportó US$200,000 para la campaña por el NO” de Susana Villarán. Lo que no dijo El Comercio -venido a menos traicionando el ejemplo de ética periodística fijado por sus fundadores y las generaciones que antecedieron al espectro de sus actuales herederos (que ayer inculpaban a uno de los suyos de sus propios vicios)- es que fue el medio informativo más entusiasta en impulsar la batalla por el NO de Villarán. Tampoco confiesa que, en compensación, recibió centenares de miles de dólares dizque por “publicidad”, aparte de la corruptela de tener “acceso” a la viciosa alcaldesa capitalina y a la cúpula izquierdista institucionalizada por el régimen Humala. Esta manera farisea de hacer periodismo desnuda la mala entraña de ese desacreditado medio, acostumbrado durante las últimas tres décadas a ejercer de correveidile del inquilino palaciego de turno. Amoralidad que le ha permitido acopiar un patrimonio empresarial que jamás hubiese obtenido ejerciendo la función periodística como correspondía. Vale decir manteniéndose distante del poder.

Recordemos nomás que la joya de la corona del holding mediático ensamblado por este grupo mediático -a partir del ascenso al poder del corrupto Toledo febrilmente impulsado por dicho diario- la obtuvo cuando éste le entregaba Canal 4, a cambio de que El Comercio cesase la demoledora campaña emprendida contra el entonces mandatario, cuyo corolario fue un titular en portada exigiéndole a Toledo dar “un paso al costado”. Táctica calculada para ponerlo al borde del Impeachment. Al día siguiente de solventado el quid pro quo, El Comercio volvía a subir a los altares a Toledo. Y la “prosperidad económica” siguió escoltando a este medio desprestigiado.
Por cierto, el periodicazo que le pegó ayer El Comercio a Graña y Montero se basa en eso que la jerga periodística conoce como refrito. No era noticia. Era, sencillamente, la manera taimada de este medio de tomar distancia de la corrupción. Sin embargo, todo el trecho recorrido por El Comercio –desde los primeros años noventa a la fecha- lo ha realizado de la mano de los todopoderosos presidentes del momento, cada uno de los cuales mantiene cuentas pendientes con la justicia por haber gobernado enlodados en corrupción. En pocas palabras El Comercio es cómplice del mayor asalto que se ha perpetrado contra el país, robándonos US$40,000 millones solamente en unas pocas obras de infraestructura, muchas de ellas ejecutadas sin ser convenientes para el país –como la Interoceánica, que beneficia claramente a Brasil-, sujetas a un sobrecosto surrealista que ha enriquecido a dichos exmandatarios, y sin duda alguna, beneficiado a quienes los apoyaron en forma vergonzosamente incondicional. Como El Comercio.

Apostilla. Parte de la mafia izquierdista que apoyó a Villarán en la campaña por el NO permanece actualmente escondida en una madriguera, dedicándose tranquilamente a evangelizar al país con su credo rojo, buenista, protegida por dos fiscales estrella. Es el caso de Anel Townsend, Indira Huilca, Marisa Glave, Paola Ugaz, Hernando Guerra García, Salomón Lerner. ¿Tienen corona?