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El cobre vs. conflicto

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Fecha Publicación: 12/06/2023 - 21:40
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La perspectiva económica en el largo plazo para nuestro país debería ser muy favorable, porque el mundo entero se dirige a un cambio progresivo de la matriz energética, a reducir el consumo de combustibles fósiles por su impacto negativo en el clima y eso lleva al requerimiento de metales claves que produce el Perú como el cobre y el zinc.

Para el año 2027 se proyectan unos 27 millones de automóviles eléctricos en el mundo, lo que aumentará la demanda del cobre y la producción local se estima para este año en 2.8 millones de toneladas. A pesar de todo ello, y espero equivocarme, seguro sucederá lo de siempre, dejaremos pasar el tren.

Algunos analistas indican que atravesamos una etapa de superciclo de precios altos del mineral cuprífero, empero y a pesar de que se espera unas 400,000 toneladas más de producción para este año en comparación con el 2022, la conflictividad social, sobre todo en el corredor sur, persiste y se promueven protestas contra esta actividad que es clave, lo que limita seriamente su producción y la competitividad del país.

La minería es uno de los motores de crecimiento económico del país; aporta cerca del 9 % del PBI, alrededor del 59 % de las exportaciones, 15 % de la inversión privada y 10 % de los ingresos tributarios, no obstante, la creciente conflictividad social en el sector viene frenando los nuevos proyectos y paralizando los que ya están en ejecución.

Estimaciones del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) aseguran que los conflictos mineros le cuestan al Perú unos 2.3 puntos porcentuales de crecimiento.

Empero lo peor sucedió, el Congo se convirtió en el segundo mayor exportador mundial de cobre y nos desplazó. Hasta hace cuatro años le duplicamos la producción de cobre al Congo (país que vive en constante conflicto armado), con más de 2.4 millones de toneladas del mineral; hoy los africanos han avanzado a pasos agigantados, con su alta ley que ahora explota Ivanhoe Mines Ltd. en Kamoa-Kakula. Las exportaciones congoleñas se han más que duplicado desde 2018 a 2.4 millones de toneladas. Perú envió 2.2 millones de toneladas.

Bajo este panorama, es necesario tomar medidas urgentes y garantizar un clima adecuado para las inversiones. Si no se logra esto, no solo se desaprovechará el actual periodo de precios altos, sino que el agotamiento de recursos pondría en riesgo, en el corto plazo, una de las actividades que más aportan a la economía peruana.

Asimismo, se debe contar con una política clara para abordar los conflictos sociales y se involucre seriamente a las comunidades campesinas de los beneficios que genera la actividad minera; de lo contrario, vamos a seguir perdiendo y ya no solo competitividad, sino la posibilidad del desarrollo del país.

Por Gustavo Martínez V.

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