ÚLTIMA HORA
PUBLICIDAD

Don Rigoberto

Imagen
Fecha Publicación: 25/09/2021 - 21:10
Escucha esta nota

El señor de chompa, al costado de Houdini Guerrero, es el escritor y periodista Rigoberto Meza Chunga, ambos talareños, como Alberto Alarcón, como Eduardo Urdanivia, como yo. Lo conocí en las vacaciones de 1992 cuando era un adolescente de trece años. Mucho de lo que hago se lo debo a él. En aquel entonces yo vivía en una localidad a cuatro horas de Tumbes donde, gracias al silencio y la soledad de la vida silvestre, empecé a escribir. Tuve el atrevimiento de publicar, a esa edad, una plaqueta de poemas en verso clásico popular (décimas y cumananas) dedicados al Ciro Alegría, colegio donde terminé mi formación secundaria. Evoco 1992 porque, ese año, le pedí a don Rigoberto que escriba el prólogo para mi segunda “publicación poética”. Don Rigoberto aceptó y escribió el prólogo de un poemario que recuerdo con nostalgia. Don Rigoberto era para Tumbes lo que significaba Marco Antonio Corcuera para Trujillo: además de un reconocido escritor, un maestro y un incansable promotor cultural. Por él conocí la obra de Alarcón y Cronwell Jara. Fue él quien me obsequió sus primeros libros y fue él quien me invitó a participar por primera vez en un recital de poesía. Hace unas horas, cuando lo vi en esta foto, recordé la noche del 3 de agosto de 1993: sus palabras de presentación, la presencia de Max Dextre (+1998), sus poemas, mi padre al fondo, sus aplausos, y pienso en lo generosa que ha sido la vida al presentarme a personajes como don Rigoberto, Juan Paredes Carbonell o Arturo Corcuera, con quienes aprendí a resistir en este oficio. “Con Luis Fernando Vidal entendí que el hombre es hechura de sus amigos”, pronunció en setiembre de 1994, en la inauguración del I Encuentro de Poetas Tumbesinos. “Yo soy hechura de mis amigos”, finalizó. Observo los estantes de mis libros, el lomo de los poemarios, las novelas, y lo veo firmándome “Dodecaedro” o “Emboscada”, el libro que le editó Houdini, o leyendo poemas de “El descubrimiento de América”, la obra que le publicó Santiago Aguilar, o “La letra con letra entra”, y siento cuánta razón cabe en esa máxima. “¿Trujillo o Piura?” le pregunté antes de abandonar Tumbes. “Si puedes estudiar en Trujillo, ve a Trujillo; recuerda que allí se fundó La Bohemia”. Agradecí la beca en Piura y partí a Trujillo. Era diciembre de 1994. “Si vas a Piura, busca en Sullana a Houdini, si vas a Trujillo, ve con Marco Antonio”. Puntualizó. Don Rigoberto falleció el 22 de setiembre de 1997. Sirvan estas palabras para recordarlo.