¡De los túneles de Chavín de Huántar...!
Siempre se hablaba de los túneles de “Chavín de Huántar” inclusive salió en el titular de un diario. Pero nosotros, escuchamos la propuesta y aceptamos la misión, aunque teníamos por delante el orgullo de colaborar para salvar vidas y el temor de perder las nuestras...”.
Fuimos testigos del homenaje, justo y sentido del Congreso de la República, a aquellos peruanos civiles, pero con el alma uniformada del color rojo y blanco, que los impulsó, representando a la civilidad del Perú Profundo y de la que nos habla Basadre, a salvar con su trabajo especializado como mineros, no sólo valiosas vidas humanas, también el honor nacional secuestrado por grupo de malos peruanos.
En cada centímetro de tierra que extraían avanzando hacia su objetivo, sentían también la presión del tiempo y el temor permanente a ser descubiertos, frustrando no solo el éxito de su esforzado trabajo, también las posibilidades de sacar con vida a los secuestrados entre los que se encontraban autoridades públicas y privadas, diplomáticos, militares, funcionarios de diversos sectores institucionales del ámbito nacional e internacional.
“Nosotros sentíamos cuando ellos caminaban –comenta uno de los mineros–, las arengas que les daban sus líderes, los cánticos de su agrupación. Hasta cuando jugaban fulbito muchas veces provocaban que cayera la tierra del techo del túnel en construcción. Todo eso nos motivaba para trabajar cada vez más y mejor para cumplir las metas de avance trazadas…”.
Trabajábamos las 24 horas –continúa narrando el minero– turnándonos en periodos establecidos para poder descansar y lograr los avances de obra que eran importantes para el cumplimiento del rescate.
Cada día que pasaba hacíamos más nuestra la misión, viendo en cada uno de los oficiales con los que coordinamos, verdaderos hermanos de lucha y responsabilidades compartidas.
Terminada la tarea y para no dar mayores detalles del trabajo al exterior, nos replegamos a nuestros alojamientos señalados, a esperar los resultados que obtuvieran los militares. Cual no seria nuestra sorpresa, cuando un día uno de los compañeros, luego del almuerzo viene corriendo y gritando a “voz en cuello” ¡se dio la liberación…!
Todos corrimos como niños a ver la televisión y allí estaba el resultado de un arduo trabajo conjunto de militares y civiles peruanos, por la vida de 72 seres humanos secuestrados por la insania de un grupo terrorista.
Por Jaime Reyes León
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