¡Cuidado! El Niño golpea a los gobiernos
Recuerdo en el 2007, asumiendo el Ministerio de Agricultura el presidente Alan García me decía que una de sus grandes preocupaciones era que se presente un Niño durante su gestión pues debilitaría su gobierno y sus planes y proyectos.
Efectivamente, el fenómeno de El Niño que nos azota cada cierto tiempo, no solo afecta nuestra economía e infraestructura, sino que debilita a los gobiernos que se ven obligados a destinar recursos para remediarlo, y hacer frente al gran sufrimiento de nuestra población, como desempleo y alzas de precios. Veamos si es correcta esta premisa.
El Niño de 1983 nos llegó casi de sorpresa cuando aún no había los elementos tecnológicos y la infraestructura para anticiparlo, y significó una caída de 12.6% del PBI, la recaudación fiscal cayó, los gastos del Estado aumentaron y el déficit fiscal fue de 14.3% del PBI, y el PBI per cápita cayó cerca de 17%. Este evento marcó el inicio del fin de los planes de infraestructura y reformas del gobierno de Fernando Belaunde.
El Niño de 1997 significó también un golpe al gobierno de Alberto Fujimori, el PBI cayó 2.1% y hubo sectores como la pesca que quebraron en masa y el sistema bancario fue tremendamente debilitado. Esto también marcó el inicio del fin del gobierno de Fujimori.
En el 2017 un Niño más suave afectó el inicio del gobierno de Pedro Pablo Kuczynski, pero encontró un país económicamente más sólido y pudo resistir con más solvencia al Niño de ese año y la economía resistió con solo una desaceleración.
Lo que este somero análisis nos dice, por un lado, es que el Niño, según su intensidad, siempre afecta y debilita a los gobiernos en el Perú y obliga a derivar recursos de otros fines para enfrentarlo con consecuencias de sufrimiento humano. Pero también nos dice que, a mayor fortaleza económica del país, menor impacto del Niño en la economía y mayores posibilidades de hacerle frente.
Hoy estamos con las secuelas del ciclón Yaku y un Niño costero y ad portas de un Niño global en el segundo semestre y principios del 2024. Lo ha anunciado el ENFEN del Perú y la NOAA de los Estados Unidos. Las posibilidades de un Niño están arriba del 90% y se fortalecerá hacia fines del 2023 y principios del 2024. Podrá ser moderado o fuerte y la naturaleza siempre nos depara sorpresas, por lo que es indispensable que el Gobierno lo tome con toda seriedad. Ya estamos sufriendo los efectos en sectores productivos como la pesca y la agricultura además de la infraestructura y el dengue, que hoy abunda en las húmedas tierras norteñas.
El Gobierno hoy tiene recursos y el Estado tiene la experiencia acumulada de sus técnicos, por lo que debe actuar de inmediato. En primer lugar, ante la emergencia debe de recentralizar y manejar la ejecución desde el gobierno central, por eficiencia y control.
Debe concentrarse en lo prioritario y no en lo accesitario, y nombrar un “líder” a cargo de un costeño como hizo FBT en 1983, con Juan de Madalengoitia, un hombre vinculado a Piura. Asimismo cambiar el “chip” en la forma de ejecutar las obras, y licitarlas por paquetes de obras multi regiones que puedan ser ejecutadas por empresas serias y con respaldo técnico y financiero. Uno o más paquetes pueden ser descolmatación de ríos y defensas ribereñas, otros podrían ser agua, desagüe y drenajes, otros podrían ser canalización de quebradas y retiro de viviendas y residuos en los cauces, y finalmente el Estado debe priorizar la protección de las personas y las familias, defendiendo las viviendas, abasteciendo alimentos y combatiendo el dengue y otras enfermedades, hoy presentes.
Con los antecedentes que hemos visto de 1983, 1997 y 2017, y la presencia anunciada del Niño, el Gobierno debe actuar de inmediato si quiere defender a los peruanos y quiere llegar solvente al 2026. ¡Está en manos de Dina Boluarte la decisión de actuar ya!
Por Ismael Benavides
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.