Cuidado con la histeria colectiva
Temblor de la tierra, ladridos y aullidos de las mascotas, apagón, monumentos emblemáticos místicos de la ciudad que se derrumbaron, personas que no querían ingresar a sus casas, comunidades nativas que no salían de su asombro, miedo, ansiedad, tristeza, preocupación. Hemos sufrido un temblor de 8 grados en la selva peruana y los pobladores mostraron diversas reacciones emocionales.
Cuando las personas han atravesado un alto nivel de estrés luego de un temblor, están más frágiles emocionalmente, son más influenciables y sugestionables, los estados mentales pueden transmitirse de un individuo a otro rápidamente, las ideas y las emociones son contagiosas entonces el grupo actúa y puede hacerlo de manera irracional, sobre todo los que viven en zonas aisladas y tienen poca interacción con otros. No todos los seres humanos tienen los recursos para mantenerse equilibrados, depende de muchos factores individuales, culturales y religiosos; hay poblaciones que son más susceptibles como las del interior de nuestro país.
¿Qué pasó? ¿Castigo Divino? ¿Furia de la naturaleza? Histeria colectiva ante un hecho real.
Es un fenómeno con el cual hay que tener mucho cuidado, se ha visto en varios países del mundo. La motivación es el miedo y un gran número de personas terminan cayendo en angustia con reacciones ilógicas e irracionales. Si se piensa que puede sobrevenir un gran terremoto, las personas pueden presentar ansiedad anticipatoria, sobre todo si la alerta viene de alguna autoridad en el tema. Hay que cuidar la mente que puede dar una percepción equivocada y desproporcionada de las situaciones.
También se puede incentivar a las masas a estar pendientes. Alertas sí, pero tranquilos. Autocontrol, dominio propio, tolerancia, paciencia, aceptación ante cualquier tipo de adversidad en la vida, estar preparados sin actuar atolondradamente en épocas de estrés.
Utilizar todos los recursos emocionales y materiales para afrontar y prevenir, anticiparse pero de manera positiva. Incluso cuando la tierra tiembla: el problema no es lo que pasa sino como afrontamos lo que nos pasa.
Preparar mochilas de emergencia, ubicar zonas de seguridad y de evacuación. Planificar lo que se hará en caso que se repita una situación similar transformando las situaciones adversas en fortalezas.