Construyamos un país mejor

Cuando finaliza el año es costumbre hacer un balance de lo bueno que se hizo y lo que se debe mejorar, y es que el ser humano tiende a ‘calendarizar’ los hechos, aun cuando la vida es un continuo devenir; por eso, lo crucial, lo importante, es esforzarse para lograr las metas como personas, organizaciones o países.

El objetivo de las empresas es generar ingresos que contribuyan a mejorar las oportunidades de los peruanos, reduciendo la pobreza en la que viven. Nuestra economía social de mercado pone en marcha un círculo virtuoso en el que parte de las utilidades son reinvertidas, creando millones de empleos directos, indirectos e inducidos.
Asimismo, posibilita pagar sueldos a los colaboradores quienes así satisfacen sus necesidades primordiales; e impuestos al Estado con los que la población puede acceder al sistema de salud y a una educación decorosa, mejorando su calidad de vida y las de sus familias.

Pero ¿cuál es la realidad del Perú? A pesar de los innegables avances desde los 90, con un crecimiento económico reconocido a nivel mundial y con indicadores notables en otros campos, una parte de lo logrado se estancó y la otra sufrió un retroceso. Lo más gravitante es que muchos observan con perplejidad y letargo lo acontecido sin reaccionar con la debida firmeza y con un real afán de corregir el actual rumbo.

Nuestros compatriotas están cansados de los enfrentamientos y de las polarizaciones. Ellos necesitan lo que la economía social de mercado ofrece: un trabajo decente, pensiones dignas, acceso a la salud y no morir en la puerta de los hospitales, también una educación de calidad para sus hijos´; y, seguridad de que cuando salgan a las calles no sean asesinados por el simple hecho de portar un celular.

Igual de importante es defender la independencia de poderes y la libertad de expresión, Perú necesita elecciones transparentes, una urgente reforma política que nos permita elegir a los mejores (vi con perplejidad que no aprendemos las lecciones, hasta el momento hay 26 partidos con la intención de participar en las próximas elecciones, un nivel de atomización que no necesitamos) y trabajar con suma urgencia en acciones que reduzcan de forma drástica la informalidad.

La lucha contra este lastre y otros, no debe demorar más, el CIEN-ADEX culminó un estudio técnico que ha sido entregado a las autoridades y que debe inspirar al sector público a avanzar en la agenda pendiente en reducir la informalidad con objetivos concretos de corto, mediano y largo plazo.

En esta parte de la columna quiero expresar mi genuina admiración a los peruanos que se levantan muy temprano y viajan varias horas en nuestro pésimo sistema de transporte público, que no tienen agua potable en sus hogares, que hacen largas colas para ser atendidos en los hospitales y comprar medicinas que al final, en muchos casos, no encuentran; y que hacen malabares para llegar a fin de mes. A pesar de todo, ustedes son el vivo ejemplo de tenacidad, perseverancia y fortaleza. No desmayen, no pierdan la esperanza de un cambio.

Comparto mi ferviente deseo que en este 2024 los sectores público y privado y las organizaciones que conforman la sociedad civil identifiquemos los elementos que nos unen, los denominadores comunes, y en base a ellos establezcamos acciones concretas, metas alcanzables que nos hagan avanzar como nación. Está en nuestras manos y principalmente en nuestra voluntad.

Por Julio Pérez Alván
Presidente de la Asociación de Exportadores (ADEX).

Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.