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Comprometámonos a mejorar el Estado

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Fecha Publicación: 27/07/2023 - 23:00
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Desde esta columna siempre hemos criticado la incapacidad de entrega de la mayoría de peruanos –con verdaderos valores personales, morales, académicos, políticos, etc.– para servir al Estado, aportando su preparación intelectual y formación moral para mejorar no solamente la tan venida a menos calidad del Estado peruano, sino para, desde su ámbito de desempeño al interior del Estado, ayudar a enriquecer las condiciones de vida de la sociedad a través del mejoramiento de las instituciones públicas, encargadas de regir la marcha de la nación, elevando así la calidad de vida de sus conciudadanos.

Por fortuna, Augusto Ferrero Costa, ilustre peruano recientemente desaparecido, fue uno de esos valores que no dudó en aportar su reconocidas aptitudes y conductas personales –profesionales y éticas– en favor del país. Digno hijo de Raúl Ferrero Rebagliati, destacado ex primer ministro, canciller y ministro de Hacienda del régimen que presidió otro eminente compatriota, Fernando Belaunde Terry, y hermano de otro prestigioso abogado y político peruano, Raúl Ferrero Costa, destacado senador por el Fredemo, y valiente Decano del Colegio de Abogados de Lima que enfrentó a la naciente dictadura de Alberto Fujimori apenas está disolviera el Congreso.

Augusto Ferrero Costa formó parte pues de una saga familiar que no vaciló en apostar por el Perú, aportándole su reconocida erudición y sus probadas aptitudes individuales a la sociedad. Fue magistrado y presidente del Tribunal Constitucional, aparte de embajador del Perú en Italia; así como vicerrector y decano de la Facultad de Letras de la Universidad de Lima y presidente de la Academia Peruana de Derecho. Asimismo, participó en la vida política como candidato a la primera vicepresidencia la vida política en la plancha del recordado Luis Castañeda Lossio.

La sociedad peruana en su conjunto está obligada a contribuir a mejorar la calidad de un Estado sumamente venido a menos en los últimos tiempos, precisamente por la ausencia de destacados ciudadanos decididos a cooperar participando en él de una manera u otra; con su presencia, directa o indirecta, aportando sus conocimientos y, fundamentalmente, su sólida formación moral.

Una manera de conseguirlo es a través del ejercicio de la política o de su participación en entes del Estado afines a sus especialidades y/o conocimientos. El peruano que tiene el privilegio de estar profesionalmente preparado, además de educativamente adoctrinado por la enseñanza y los ejemplos familiares que ha recibido –que tanta falta hacen en este país–debiera seguir el ejemplo de peruanos destacados como Augusto Ferrero Costa, quien puso su un grano de arena en procura de regenerar la calidad de nuestro Estado y, consecuentemente, robustecer el nivel intelectual y educativo de las futuras generaciones.

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