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«Ciudadano Fujimori», de Luis Jochamowitz

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Fecha Publicación: 21/02/2024 - 21:30
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En el libro “Ciudadano Fujimori” (Editorial Peisa, 1993), el periodista Luis Jochamowitz, con su prosa veloz y pulcrísima, hace un recuento de la biografía de don Alberto Fujimori y nos acerca, primero, a la rutina de estudiante del expresidente. Así, somos testigos de su obsesión por el buen empleo del tiempo, el cual tenía casi cronometrado. Se despertaba todos los días a las 2 a. m. para ir a La Parada, a comprar diversos tipos de flores con los que surtía el negocio de sus padres, y regresaba con el tiempo justo para tomar el tranvía y ser uno de los primeros en llegar al colegio Alfonso Ugarte, en San Borja. Los apuntes que tomaba de las clases eran disputados por sus condiscípulos y él los administraba celosamente. Era un alumno silencioso y tímido, que se destacaba por ser siempre el más aprovechado del salón, pero le envolvía un misterio impenetrable.

Como maestro de Matemática, en la Universidad Nacional Agraria, supo ganarse un lugar entre las autoridades. En su etapa como rector afloró su gusto por encontrarse rodeado de multitudes. Poco a poco, fue concibiendo la idea de ingresar a la política, acompañado por un círculo de adláteres a los que conocía bien, gracias a sus treinta años de carrera académica. Él mismo diseñó su campaña presidencial en octubre de 1989: cada mitin comenzaba con Fujimori manejando un tractor, mientras se dirigía, sonriente, a un estrado cercano. Los spots publicitarios que aparecían en la TV los ideó él mismo. Visitaba los megamercados de los conos y compraba bizcochos, helados y frutas, que luego obsequiaba a las personas que se acercaban a saludarlo. Realizaba afiches autoadhesivos que pegaba en los micros, repartía entre la gente arbolitos de maracuyá y de papaya. En su propia casa instaló un taller de paneles, él y su familia salían a regar la publicidad por toda la capital y las provincias. Fue así como empezó a figurar en las encuestas.

A fines de los ochenta, el Perú se hallaba golpeado por la hiperinflación y el terrorismo a causa de la ineptitud y corrupción de sus autoridades; esa fue una de las razones por las que un outsider ganó las elecciones. Fujimori contaba con un lema corto pero contundente: “Honradez, tecnología y trabajo”; el pueblo sabía que solo un hombre disciplinado y empeñoso podía salvar al país de la debacle. Y Fujimori lo logró con creces, pues el Perú dejó de ser una jungla donde reinaba la muerte, el caos y el hambre para convertirse en una nación pacificada y próspera, donde al fin era posible trabajar con calma.

Por Evelyn García Tirado 

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