¡Cárcel para jueces y fiscales prevaricadores!

¡Señores congresistas: el Perú no puede continuar autodestruyéndose por culpa de ustedes. Aunque no les guste que se lo digan, al final del día la responsabilidad del desastre en que se encuentra el país es una competencia importante de ustedes. Se los hemos explicado en todos los tonos. Lamentablemente, parece que más les interesa la pendencia y la competencia corporativista –entre ustedes, de cara a las siguientes elecciones– que defender el interés patrio. Esa obligación que ustedes abandonaron comprobadamente, el día en que fueron electos por unos –vistos en retrospectiva– muy confundidos electores. Pero si aún no se dan cuenta, señores congresistas, el poder Legislativo –¡donde están ustedes!– también es reconocido como el primer poder del Estado. No porque así lo precise la Constitución sino porque, en los hechos, es el único de los tres poderes estatales donde se elaboran, debaten y aprueban las leyes que luego promulga el Ejecutivo. Aunque, incluso, si éste último poder decidiese observarlas o no promulgarlas, el Congreso podría hacerlo por su cuenta. En consecuencia, los 130 legisladores tienen en sus manos el suficiente poder como para frenar la peligrosa caída en vacío en que se encuentra el Estado, tras dos décadas de corrupción y una de inestabilidad sociopolítica, retroalimentada por un paroxismo moral. Crisis que arrancó a inicios de este siglo, tras asumir la presidencia Alejandro Toledo. Este se vio todopoderoso desde el comienzo, y jamás gobernó para los intereses del ciudadano sino para los suyos y los de los amigotes de sus amigos. Entre quienes figuraba Gustavo Gorriti Ellenbogen, emisario del vil sujeto apellidado Soros, quien financió parte de la campaña electoral toledana. ¡En esos momentos se consolidó la corrupción que ha destrozado moral, social, además de política y económicamente a esta nación! Por cierto, esta conjura gatilló la crisis que hoy soportan los peruanos, cuya solución está fundamentalmente en manos del Legislativo. ¡Nada más! ¡Fundamentalmente, el Congreso podría derogar, modificar y/o aprobar leyes que generen la recomposición nacional! ¡Aunque asimismo podría –y de hecho viene haciendo lo contrario– alentar que la crisis siga! ¡Inclusive que se agrave!

El drama de la politización de la Justicia constituye el meollo del caos en que hoy se encuentra el Perú. Simplemente, porque la autoridad política electa por el pueblo –y la presidente Boluarte lo fue– no puede gobernar pues los fiscales y determinados jueces la tienen chantajeada, igual que a todo el Ejecutivo y Legislativo. ¡Coyuntura jamás vista en otra nación!

¡Esto tiene que acabar hoy mismo, señores legisladores! ¡Y la solución, repetimos, la tienen ustedes! Destituyan a los miembros de la Junta Nacional de Justicia, sustitúyanlos por los suplentes o designen a nuevos integrantes. Y hagan hincapié en que estos no repitan la desgracia en que se encuentra el país, creyéndose dioses sólo por integrar la JNJ. ¡Finalmente, que la JNJ remueva a aquellos malos fiscales/jueces y los envíe a la Justicia, para ser procesados por violar el precepto constitucional de sujeción absoluta a la Constitución y las leyes vigentes!

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