Así no funciona una democracia
Ante la mirada de cualquier observador, los peruanos somos una comunidad incauta, irresponsable, inclusive suicida. Insistimos en ignorar el pasado y en vivir el presente rodeados de advertencias y de riesgos. Apercibimientos que olímpicamente pasamos por alto.
Nos vanagloriamos de hipótesis y falsedades foráneas, ignorando adrede que todas las sociedades NO son iguales. ¡Sobre todo la nuestra, que es muy diferente! Sobrevivimos temerariamente viéndonos en espejos distorsionadores, con tal de alucinar que gozamos de una nación diferente donde imperan las leyes y el sentido común.
En otras palabras, mientras la mayoría de peruanos -respetuosos de la Constitución y las leyes que regulan a una sociedad- cree vivir en el país de las maravillas -sabiendo que estamos más cercanos al noveno infierno del Dante-, la minoría compuesta por la delincuencia ignora todos esos principios cuando se trata de respetarlos para los demás. ¡Eso sí, protesta y reclama cuando la Justicia la persigue por incumplirlos! Esta minoría siempre anárquica hace bulla como si fuese mayoría. Vive al margen de la ley y aplaude cuando las mayorías le exigen al Estado cumplir las leyes de convivencia que seguimos importando del primer mundo. Sin embargo, cuando al anarquismo le toca cumplir las leyes de la convivencia civilizada, lo rechaza apelando a la violencia y al caos.
Entre tanto, la mayoría permanece marchando al cadalso como si se dirigiera a la gloria, satisfecha de defender el derecho constitucional de los anarquistas.
En estas disquisiciones andamos enredados los peruanos porque la izquierda sostiene ejercer, en solitario, la justicia social, apelando a su gran mentira: que “defiende a los pobres, los marginados y necesitados” y cuanto título imaginario saque a la moda. ¡No, señores! ¡La izquierda es un lucrativo negocio para quien haga de ella su modus vivendi! La izquierda se ha apoderado de la máquina de hacer dinero conocida como “Derechos Humanos”.
Estamos ad-portas de otra invasión de la capital del país por las “masas pobres, engañadas, explotadas” por las dirigencias izquierdistas, bajo la ilusión que estando el comunismo en el poder los pobres se transformarán en ricos y los ricos se volverán indigentes. FALSO. Con el comunismo dirigiendo el gobierno pasará lo mismo que ocurrió en Rusia y los demás países detrás de la Cortina de Hierro. Y/o como en Cuba, Bolivia, Venezuela y cuantos países hayan caído en el drama de ser cooptados por el socialismo sudaca.
Como el comunismo que hoy nos amenaza, cómplice de sendero luminoso, transformado en pingüe negocio criminal bajo el manto protector de las izquierdas regionales, que persiste en atacar a la democracia peruana porque terca, valientemente, hace años se opone a que el Perú sea otra Venezuela.
Denunciamos que bajo la patraña que sendero luminoso, el narcotráfico, la tala ilegal, la minería ilícita y de cuanta actividad delictiva haya sido cooptada por la izquierda como turbia fuente financiera, esa misma izquierda que “protege a los pobres y ataca a los ricos” ha orquestado el miércoles entrante “la tercera toma de Lima”, asonada violentista extrañamente autorizada por un supuesto gobierno democrático.
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