Agua y saneamiento para todos
El Objetivo de Desarrollo Sostenible N° 6 de las Naciones Unidas plantea una meta ambiciosa, y al mismo tiempo viable en el mediano plazo, si es que se toman las medidas pertinentes. Esta es ‘Garantizar la disponibilidad y la gestión sostenible del agua y el saneamiento para todos’.
En un país como el nuestro, que en 2021 fue el primer exportador mundial de uvas y arándanos, el segundo de espárragos, el tercero de paltas y el cuarto de mangos, resulta paradójico que muchos peruanos aún no accedan a los servicios de agua y desagüe. Definitivamente, no podemos aspirar a ser una nación desarrollada si no avanzamos en ese punto.
América Latina es la región con mayores reservas de agua por habitante, cuatro veces más que el promedio global. Perú, por su parte, es uno de los más privilegiados al poseer el 1.89% del total de agua dulce disponible en el planeta, pese a ello solo el 56.1% de la población accede a agua potable las 24 horas del día.
Esta situación no solo contribuye a la desnutrición y anemia que se reflejarán en el futuro de los niños y reducirá sus posibilidades de salir de la pobreza, también afectará su nivel de vida pues es sabido que, al no poder acceder a la red pública, deben pagar hasta 2 veces más a camiones cisternas.
De acuerdo al Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), en el Perú existen entre 7 y 8 millones de personas que no acceden a agua potable; mientras que, en el caso de saneamiento, si bien el 73.6% lo tiene (a través de la red pública de alcantarillado), el porcentaje se reduce a 22% en la población rural.
Este problema no es exclusivo de los hogares, de acuerdo con el Ministerio de Educación, en el 2020 solo el 58% de los centros educativos tenían acceso a agua por la red pública, el resto se abastecía con camiones cisterna, pilones públicos, pozos o ríos. Se calcula que más de un tercio de las niñas y adolescentes peruanas faltan entre 4 y 5 días al mes por no tener agua, saneamiento y productos sanitarios en sus colegios.
Los países de Latinoamérica y en particular Perú, enfrentan una limitada capacidad de gestión pública en sus distintos niveles (proceso de planeamiento, presupuesto, inversión y compras públicas, gestión de recursos humanos y monitoreo del gasto). Si sumamos los casos de corrupción podemos entender por qué estamos así. Lo cierto es que existe el dinero para las obras y también programas de financiamiento que podrían ser destinados a ese noble fin.
El Banco Mundial considera que para lograr la meta de un mundo con agua segura se debe consolidar e implementar la gobernanza integral de los recursos hídricos, mejorar la capacidad técnica y de planificación de la Autoridad Nacional del Agua, mejorar y ampliar la gestión de aguas residuales, utilizar enfoques territoriales diferenciados para aumentar el acceso a los servicios de agua y saneamiento manejados de manera segura para los peruanos más vulnerables, entre otros.
Como se puede entender, aún hay mucho por hacer, es hora de implementar las reformas políticas e institucionales necesarias. El envejecimiento de la infraestructura y la limitada implementación de una eficiente gestión del agua, entre otros factores, acrecientan el riesgo hídrico y amenazan el futuro del país.
El agua es vida y por eso es imprescindible resolver esta situación que agobia a millones de peruanos que no se merecen esto. ¡Actuemos ya!
Por Julio Pérez Alván
(*) Presidente de ADEX
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