Murió el papa Francisco: así será la histórica elección de su sucesor
Iglesia Católica inicia un complejo proceso para designar a su nuevo líder espiritual.
La Iglesia Católica entró en uno de los momentos más solemnes y decisivos de su historia reciente: la muerte del papa Francisco marca el inicio del proceso que llevará a la elección de un nuevo pontífice.
Aunque Jorge Mario Bergoglio introdujo profundos cambios pastorales y estructurales en la Curia Romana, no modificó los procedimientos que rigen la elección de su sucesor.
Por lo tanto, el cónclave que decidirá el futuro del trono de San Pedro seguirá las mismas reglas vigentes desde 1996, cuando se promulgó la constitución apostólica Universi Dominici Gregis.
La figura del Papa no solo representa el liderazgo espiritual de más de 1,390 millones de católicos en todo el mundo, sino también un referente de peso en la diplomacia internacional, la defensa de los derechos humanos y la guía moral de numerosas naciones.
Como obispo de Roma y sucesor del apóstol Pedro, el papa encarna la unidad doctrinal de la Iglesia y la continuidad de una tradición de más de dos mil años. Por ello, su elección no solo interesa al ámbito eclesiástico, sino también al político, social y cultural global.
Tras la muerte del pontífice, el Vaticano entró oficialmente en sede vacante. El Colegio Cardenalicio, bajo la convocatoria del camarlengo, se prepara para rendirle honores durante 9 días de exequias. Finalizado ese período, comenzará la organización del cónclave, que debe iniciarse entre 15 y 20 días después del fallecimiento.
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La asamblea contará con cerca de 130 cardenales con derecho a voto —es decir, menores de 80 años—, de los cuales más de dos tercios fueron creados cardenales por el propio Francisco, lo que podría influir en la orientación pastoral del futuro papa.
El cónclave se llevará a cabo en la Capilla Sixtina, bajo estrictas medidas de confidencialidad. Durante este proceso, los cardenales se aislarán por completo del exterior: no tendrán acceso a teléfonos, radio, prensa ni internet.
Cualquier violación a esta norma implica la excomunión automática. La elección inicia con una misa solemne Pro Eligendo Pontifice y el histórico llamado “Extra omnes!” (“¡Todos fuera!”) que marca el cierre del recinto.
Una vez dentro, los cardenales harán cuatro votaciones por día. Cada sufragio se deposita bajo el altar, frente al imponente Juicio Final de Miguel Ángel, en una ceremonia cargada de simbolismo y gravedad.
Para ser electo, un candidato debe alcanzar una mayoría de dos tercios. Si tras 33 rondas no se logra consenso, las normas establecen que las siguientes votaciones solo podrán realizarse entre los dos nombres más votados. Con ello, se busca evitar cónclaves prolongados como en el pasado, cuando uno llegó a durar tres años.
El espacio que deja el papa Francisco
Una vez aceptado el cargo, el elegido elige un nombre pontificio y se viste con la sotana blanca en la llamada 'Sala de las Lágrimas', antes de salir al balcón central de la Basílica de San Pedro para pronunciar el tradicional Habemus Papam.
La elección del próximo líder católico marcará el rumbo espiritual e institucional del cristianismo en el siglo XXI. Por ello, el mundo observa con atención cómo el colegio cardenalicio se prepara para tomar una de las decisiones más trascendentes de nuestro tiempo.
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