Lula da Silva plantea negociar con Estados Unidos, pero rechaza imposiciones: “No será un gringo el que le dé órdenes a Brasil”
Denunció presiones vinculadas al caso judicial de Jair Bolsonaro.
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, aseguró este jueves que mantiene su disposición a negociar con Estados Unidos frente a la posible aplicación de aranceles del 50% a productos brasileños, pero advirtió que su país no aceptará órdenes externas.
“No será un gringo el que le dé órdenes a Brasil”, declaró durante una actividad con estudiantes universitarios.
El mandatario respondió así a la carta enviada por Donald Trump, en la que el dignatario estadounidense anunció sanciones comerciales y criticó el proceso judicial contra Jair Bolsonaro.
Lula calificó esa comunicación como una maniobra basada en desinformación, al señalar que Estados Unidos mantiene desde hace quince años un superávit en su relación comercial con Brasil.
Experiencia en negociaciones
Al recordar su trayectoria en los sindicatos, enfatizó su experiencia en negociaciones y defendió el multilateralismo como principio para establecer relaciones internacionales en condiciones de respeto.
“Tengo certeza que el presidente de Estados Unidos jamás negoció el 10% de lo que yo negocié en mi vida”, expresó.
Piden liberación de Bolsonaro
Según Lula, el gobierno brasileño ya envió en mayo una propuesta formal a Washington con puntos concretos para revisar los términos del comercio bilateral.
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No obstante, afirmó que la única respuesta obtenida hasta ahora fue la exigencia de liberar a Bolsonaro, quien enfrenta un proceso penal por su presunto intento de desconocer los resultados electorales.
“El juicio no lo hago yo, que no soy juez. Están siendo juzgados por la Corte Suprema porque ellos mismos se delataron”, remarcó el jefe de Estado, al rechazar que el caso sea usado como moneda de cambio en una negociación comercial.
Exigen respeto a leyes brasileñas
Además, Lula cuestionó el papel de las grandes plataformas digitales con sede en EE.UU. y exigió que respeten las leyes brasileñas.
Subrayó que esas empresas deberán pagar impuestos y no podrán escudarse en la libertad de expresión para propagar discursos de odio. “(Brasil) tiene una soberanía de la que su pueblo está orgulloso”, afirmó.
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