Francia: Justicia impone pena máxima a Dominique Pelicot por violaciones en serie
Decisión judicial marca hito en lucha contra violencia sexual.
El tribunal de Aviñón sentenció a Dominique Pelicot a 20 años de prisión por drogar y violar a su entonces esposa, Gisèle Pelicot, junto a decenas de desconocidos, marcando un hito en la lucha contra las agresiones sexuales en Francia. La decisión fue anunciada tras un juicio que atrajo la atención internacional por la gravedad de los delitos y el número de implicados.
“Señor Pelicot, respecto al conjunto de los hechos, lo declaramos culpable de violación con agravantes”, declaró Roger Arata, presidente del tribunal. Pelicot, de 72 años, escuchó la sentencia sin mostrar emoción alguna. Sin embargo, su defensa adelantó que podría apelar la decisión.
La abogada Béatrice Zavarro argumentó que los traumas infantiles de Pelicot, incluida una violación sufrida a los nueve años, debieron ser considerados por los magistrados.
El caso, que se desarrolló entre 2011 y 2020, salió a la luz gracias a la valentía de Gisèle Pelicot, quien decidió denunciar los crímenes y convertir su lucha en un símbolo contra la violación.
Durante una década, Pelicot drogó a su esposa con ansiolíticos para someterla mientras contactaba a extraños por internet para que participaran en las agresiones.
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Además de Pelicot, otros 50 acusados fueron condenados con penas que oscilaron entre tres y quince años de prisión. Aunque algunos afirmaron haber sido manipulados por Pelicot, los jueces desestimaron estas afirmaciones y los declararon culpables.
El juicio, que contó con la presencia de 180 medios de comunicación, de los cuales 86 eran internacionales, también resaltó la necesidad de visibilizar el uso de la sumisión química como herramienta de control y abuso. Asociaciones feministas, como Amazonas de Aviñón, celebraron la sentencia como un cambio en la percepción de la violencia sexual en la sociedad francesa.
Gisèle Pelicot, ahora reconocida como un ícono feminista, rechazó que el juicio se llevara a cabo a puerta cerrada, argumentando que su historia debía ser un llamado para que más mujeres rompan el silencio. Su decisión de hablar públicamente transformó la narrativa del caso, logrando que la vergüenza recayera sobre los agresores y no sobre las víctimas.
“Gisèle ha sentado en el banquillo al machismo y a la cultura de la violación”, afirmó Ana Redondo, ministra española de Igualdad, destacando el impacto internacional del caso. Las palabras “Gracias Gisèle” se exhibieron en pancartas fuera del tribunal como reconocimiento a su valentía.
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