Inversiones en Perú se paralizan hasta julio de 2026: economistas lamentan cálculo político del Congreso
Parlamento vacó a Dina Boluarte a pocos meses de las elecciones generales, en una decisión que desató un nuevo episodio de inestabilidad política.
Cuando el cálculo político se impone sobre la responsabilidad, la economía paga la factura. El Perú ha ingresado a una nueva etapa de parálisis económica provocada por su propia clase dirigente. La madrugada del 10 de octubre, el país amaneció con nuevo presidente —otra vez— y con la inversión en pausa.
No hay vacío de poder, pero sí un vacío de decisiones. Las empresas detienen proyectos, los inversionistas posponen desembolsos y los directorios empresariales ordenan esperar. La política se mueve; la economía se detiene.
La vacancia de Dina Boluarte, aunque constitucional, fue el resultado de un Congreso que privilegió la conveniencia electoral por encima de la estabilidad nacional. Se retiró a una presidenta debilitada, pero sin ofrecer una alternativa capaz de devolver confianza.
La consecuencia es inmediata: el país vuelve a quedar atrapado en la incertidumbre, una incertidumbre que —todo indica— se prolongará hasta julio de 2026, cuando un nuevo gobierno asuma con legitimidad en las urnas.
Según economistas explicaron a EXPRESO, la decisión de vacar a la mandataria en el tramo final de su gestión genera un impacto económico mayor que cualquier otro shock político. No se trata de un colapso financiero inmediato, sino de algo más silencioso pero igual de grave: la pérdida de confianza.
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Las inversiones no desaparecen de un día para otro; simplemente dejan de avanzar. Los empresarios no cancelan sus proyectos, los congelan. Esperan. Y ese tiempo de espera es lo que más cuesta al país.
La razón es simple. Toda inversión, nacional o extranjera, necesita un horizonte político previsible para evaluar riesgos y retornos. Cuando un Congreso decide cambiar a un presidente sin ofrecer un nuevo rumbo ni un marco de estabilidad, ese horizonte se borra.
Nadie puede proyectar utilidades, planificar costos o calcular rendimientos en un país donde el poder cambia por conveniencia y no por mandato popular.
Decisiones congeladas
En diálogo con EXPRESO, el exministro de Economía y Finanzas, Ismael Benavides, coincidió en que la coyuntura política actual tendrá un efecto directo en las decisiones de inversión.
“No cabe duda de que las decisiones de inversión se van a paralizar hasta que pase el periodo electoral, porque no se sabe cuánto va a durar este actual presidente ni quiénes serán los candidatos que avancen en las encuestas. Toda esta incertidumbre va a generar que las decisiones se congelen”, sostuvo.
Benavides recordó que el mismo patrón se repite antes de cada proceso electoral: “Ya se ha visto en anteriores elecciones que, en el último cuatrimestre previo a los comicios, las decisiones de inversión se paralizan. Y ahora ese efecto será mucho más pronunciado por la crisis política y la falta de liderazgo.”
A su juicio, el nuevo gobierno tendrá que actuar con mucha prudencia para evitar un deterioro mayor en la economía. “Todo depende del gabinete que se nombre y de cómo se comporte el Congreso. Este Parlamento tiene una gran responsabilidad y debe actuar con prudencia para que la actividad económica no se deteriore. Si ellos decidieron vacar a la presidenta y poner a Jerí, ahora deben asumir esa decisión con seriedad hasta el día de las elecciones”, advirtió.
El exministro consideró, además, que el perfil del nuevo mandatario plantea retos adicionales. “Este señor Jerí no tiene mayor experiencia en gestión pública; ha estado en el Parlamento, pero eso no lo prepara para ser presidente de la República. Por eso necesita nombrar un gabinete de gente seria y profesional que lleve la fiesta en paz hasta las elecciones”, señaló.
Para Benavides, la actual coyuntura política ha frenado un momento en que la economía peruana tenía condiciones favorables para crecer con fuerza.
“La economía estaba avanzando lentamente, pero con potencial para crecer a tasas de 6 % o 7 % por los buenos precios internacionales, las reservas sólidas, la moneda estable y la inflación baja. Sin embargo, esta situación va a generar una desaceleración de la inversión privada”, explicó.
El exministro también advirtió sobre la necesidad de mantener la estabilidad fiscal y cuidar la reputación crediticia del país.
“El déficit fiscal es otro reto; por eso se necesita un ministro de Economía de peso, que pueda resistir los embates del Congreso y del propio Ejecutivo. Lo que más preocupa es que, si la inestabilidad se mantiene, podría deteriorarse nuestra calificación de riesgo. Debemos evitar cualquier pérdida del grado de inversión, porque eso sería muy negativo para el país”, alertó.
Finalmente, Benavides insistió en que el Perú debe apostar por la estabilidad y la previsibilidad hasta julio de 2026. “Lo más importante es crear una situación de estabilidad y proyectabilidad para llevar adelante el proceso electoral con tranquilidad. Si logramos mantener la calma política, el país podrá retomar la confianza. Pero mientras tanto, no cabe duda de que muchas decisiones de inversión quedarán paralizadas”, concluyó.
Intereses electorales
A su turno, el economista Alejandro Indacochea consideró que la vacancia carece de una auténtica vocación de cambio y responde, más bien, a intereses electorales.
“Es inadmisible que el Congreso ahora se jacte de ser oposición, cuando durante cuatro años desestimó los mismos argumentos que hoy utiliza para vacar a la presidenta. Hay una evidente contradicción: lo que antes se ignoró, ahora se usa como justificación”, señaló a EXPRESO.
Para Indacochea, el proceso no tiene detrás un propósito de corrección institucional, sino un cálculo político. “Si bien la señora Boluarte merecía ser vacada tiempo atrás, esta decisión no obedece a la defensa de la ética pública, sino a una campaña electoral anticipada. El Congreso busca reposicionarse frente a la indignación ciudadana que él mismo generó. Pretende aparecer como fiscalizador, cuando en realidad ha sido cogobernante durante los últimos años”, explicó.
“El Congreso se disfraza de oposición, pero ha sido parte del gobierno. Lo paradójico —añadió— es que, después de cuatro años, los mismos hechos que se desestimaron como irrelevantes se convierten ahora en motivos contundentes de vacancia. Es una jugada política que no le traerá beneficios. El país sigue dividido y la gente ya no cree en ellos.”
Para el economista, este tipo de decisiones no tiene otro efecto que prolongar la inestabilidad. “Esto no va a significar ningún logro para el Congreso. Es puro cortoplacismo. Mi impresión es que la ciudadanía ya ha aprendido a identificar este tipo de maniobras y no va a premiarlas. Escuchar hoy a los parlamentarios hablar como si fueran oposición es un insulto a la inteligencia y una falta de respeto al país.”
Indacochea sostuvo que el Perú necesita un nuevo tipo de liderazgo. “El país no requiere más divisiones entre derechas, izquierdas o etiquetas ideológicas. Necesitamos un liderazgo conciliador, diferente, que entienda la diversidad del Perú y devuelva la confianza perdida. Sin ese liderazgo, la política seguirá destruyendo la economía”, advirtió.
Desde el punto de vista económico, explicó que la economía peruana se sostiene, por ahora, gracias a sectores que marchan por inercia.
“Tenemos tres motores que se mantienen al margen del contexto político: la minería, la agroindustria y el puerto de Chancay. Son sectores que operan con dinamismo propio, empujados por la demanda externa y los buenos precios internacionales. El problema no está ahí, sino en la nueva inversión. Ese es el sector que se ha paralizado por completo.”
“El Perú tiene más de 64 mil millones de dólares en proyectos mineros bajo tierra que no se activan por falta de confianza. En un ambiente donde no se sabe cuánto durará el nuevo presidente, con un Congreso en campaña y una inseguridad ciudadana que crece, ninguna empresa va a arriesgar capital. Lo que tenemos hoy es un compás de espera total en la inversión nueva”, afirmó.
El economista precisó que no se trata de “cuerdas separadas”, sino de un país que opera con dos velocidades: una economía que sigue funcionando por inercia y otra que ha dejado de invertir.
“La minería y la agroindustria siguen exportando; los precios del oro y de los minerales están en niveles altos, y el puerto de Chancay se prepara para conectar al Perú con Asia. Pero eso no es crecimiento sostenible. El verdadero problema es que no hay condiciones para generar nueva inversión, y sin nueva inversión no hay desarrollo”, puntualizó.
Indacochea insistió en que el país no enfrenta un problema de recursos, sino de gestión. “En el Perú no falta dinero, falta eficiencia y honestidad. Tenemos ingresos, reservas, potencial exportador y una posición geográfica privilegiada. Lo que nos falta es capacidad para ejecutar y voluntad política para ofrecer estabilidad. Si no se corrige eso, seguiremos dejando pasar oportunidades históricas.”
Finalmente, advirtió que la inestabilidad política afectará inevitablemente las proyecciones de crecimiento. “La nueva inversión en minería y en otros sectores se va a detener. No hay un marco regulatorio claro, los organismos de control están capturados y los procesos de arbitraje por corrupción desincentivan cualquier nuevo proyecto. Con este nivel de incertidumbre y un Congreso en campaña, lo más sensato para los inversionistas será esperar hasta julio de 2026”, concluyó.
El costo de esta vacancia no se medirá en discursos, sino en hogares. Con menos inversión habrá menos empleo, y con menos empleo, menos ingresos y menos consumo. Los peruanos sentirán el impacto en su día a día: en la falta de oportunidades, en el encarecimiento de la vida y en la precariedad laboral que se expande cuando el sector privado deja de apostar. La economía no se detiene en los indicadores; se detiene en la capacidad de compra de las familias.
Gremios empresariales
Mediante un comunicado, diversos gremios empresariales indicaron que el nuevo gobierno, tras la vacancia de Dina Boluarte, debe actuar con pleno respeto a la Constitución y al calendario electoral.
“Es su deber garantizar la realización de las Elecciones Generales en el año 2026, de forma limpia y transparente, así como una transición ordenada conforme lo establece nuestra Constitución”, indicaron.
Análisis de Renta4
Tras la vacancia de la presidenta Dina Boluarte, el Departamento de Estudios de RENTA4 publicó un análisis que examina las implicaciones de esta nueva crisis política.
En ese sentido previeron un freno de los proyectos: La inversión pública y privada podría ralentizarse temporalmente debido a la reorganización del aparato estatal. Asimismo, dijo que se espera cierta presión sobre el tipo de cambio del sol (PEN).
Impacto limitado
Tras la vacancia de Dina Boluarte, el banco de inversión JP Morgan aseguró que “el impacto será limitado en el mercado”. “Esta convulsión política no es inesperada, dada la incompatibilidad inherente de las estrategias de los partidos que anteriormente apoyaron a Boluarte”, indicó.

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