“Cocaleros pueden convertirse en las nuevas FARC”
Presidente de Central Asháninka de Río Tambo pide al Gobierno mano dura en la erradicación de la hoja de coca y subraya que no debe dar tregua a la delincuencia.
¿Cuál es su posición frente al paro cocalero anunciado contra la erradicación de la hoja de coca?
Como comunidad tenemos una posición a favor de la erradicación de la hoja de coca. En realidad, hemos podido solamente fortalecer lo que ya es una política de Estado. Nos hemos sumado a ella porque nuestras comunidades nativas están siendo invadidas por gentes de otras regiones que vienen a sembrar hoja de coca.
La consecuencia del cultivo de hoja de coca es la tala de árboles y, con ello, las comunidades sufrimos los efectos del cambio climático, no tenemos pescado, los animales huyen.
Por eso, como organización, nos hemos pronunciado los de la Cuenca del Río Tambo y del Río Ene, a favor de la erradicación, primero en los territorios de los pueblos indígenas, para recuperar los territorios invadidos por los cocaleros.
-Este sembrío ilegal de hoja de coca tiene una carga alta de violencia…
El pueblo indígena es un pueblo de paz, no queremos que se repita lo que nos ha pasado en 1985-1990, con el tema de terrorismo. Muchas personas quedaron huérfanas, muchas madres quedaron sin hijos y quedaron viudas.
Hay otra amenaza. Ya no es con armas, sino con dinero, economía ilegal. Mueven mucho dinero que generan incentivos, es la manera cómo el narcotráfico entra a las comunidades, convenciendo con propinas y como el Estado es poco eficiente para llegar, se aprovechan estas personas con su poder económico de la falta de oportunidades para el desarrollo económico.
-¿Ya hay una invasión de sus territorios?
En esas tierras de las comunidades nativas están sembrando hoja de coca, pero no las comunidades nativas, sino son la gente migrante.
La Central Asháninka del Río Ene (CARE) sufre más esta situación, ya han invadido sus comunidades; estamos hablando de 1500 hectáreas; los territorios indígenas ya son afectados. Están entrando a territorios indígenas. Eso no lo queremos.
-¿Hay violencia contra las comunidades?
Las comunidades y los dirigentes sufrimos muchas presiones y amenazas. Nos acusan de que estamos subyugados por el Estado. Somos agradecidos con el Estado cuando debemos serlo y críticos cuando están mal las cosas.
Por ejemplo, ahora apoyamos la erradicación de la hoja de coca, pero que empiece primero en los territorios de los pueblos indígenas para recuperar a las comunidades.
-¿Qué pide entonces al Estado?
Recomendaríamos al Estado que no dé tregua a la delincuencia, la delincuencia no debe ser negociada; nos sentemos en la mesa con delincuentes, como son los cultivadores de hoja de coca. Dan tregua y permiten sentarse a la mesa sabiendo que son delincuentes. Eso es promover la delincuencia, no estoy de acuerdo, debe haber mano dura.
La erradicación de la hoja de coca debe recuperar los territorios de las comunidades nativas.
-¿No teme alguna reacción de los cultivadores de hoja de coca?
Sé que con estas declaraciones tendré más confrontación con ellos, pero los pueblos originarios queremos paz. Pero si un grupo está con el narcotráfico o el terrorismo, no habrá paz ni desarrollo.
No debe haber tregua a los delincuentes, sino vamos a tener unas FARC, como en Colombia, en el Perú. Ellos ya van a dominar acá. La erradicación debe continuar, primero con las comunidades nativas para ir a toda la región.
-¿Ve la posibilidad de que se repita un fenómeno como el de las FARC en el Perú?
Estoy viendo eso. Si da tregua el Estado, estoy seguro de que ellos [los cocaleros] se convertirán en las FARC. Los cocaleros ya han dicho que, con el paro, el Estado le dará todo lo que reclaman. Si tienen esa predisposición, van a radicalizarse. Espero que no suceda esto. El Estado también debe cumplir lo que ofrece y aumentar su presencia, sino los narcotraficantes, gracias a su dinero ilegal, se erigen como dioses fantasmas, ofreciendo todo a la población.
NO QUEREMOS VIOLENCIA
-¿Teme que se repita la violencia terrorista?
Sí. La mayor parte de nosotros lo hemos sufrido, soy hijo del primer maestro, éramos 12 hermanos, ahora somos cuatro. No conocí a mi padre. Soy autoridad de la comunidad. Me quedé huérfano, no voy a permitir que penetre en las comunidades el cultivo ilegal de la coca o el narcotráfico o aeropuertos clandestinos. No queremos violencia, no queremos terrorismo.
PERFIL
- Fabián Antúnez Camacho es presidente de la Central Asháninka Río Tambo (CART).
- En varias oportunidades denunció la presencia del narcotráfico y la invasión de sus territorios.
POR: ÍTALO OBERTO-BESSO P.
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