Saldrán 8 millones de venezolanos si Nicolás Maduro se mantiene en el poder
Estudioso Víctor López García: “Se trata de la más grande migración de la historia moderna del mundo en un país sin guerra, de donde ya escaparon cerca de otros 8 millones”.
¿Qué lo motivo a escribir el libro “Venezuela, democracia y dictadura. Realidad y posibilidad”?
En cierto modo este libro es una deuda personal que tengo con el pueblo venezolano y con la Patria de Bolívar donde viví una suerte de autoexilio en los años autoritarios y/o dictatoriales de la dupla Fujimori-Montesinos desde 1993 hasta 1999. “Venezuela, democracia y dictadura. Realidad y posibilidad” es un ensayo importante, necesario y sobre todo integral que hasta ahora no se ha publicado en nuestro medio. Es decir que pretenda mostrar lo que fuera el país antes de Chávez y Maduro; y, lo que es el país llanero a partir de tales regímenes dictatoriales y totalitarios incapaces y corruptos, criminales y genocidas.
¿Cuál es el balance que hace en el libro de los gobiernos de Chávez y Maduro?
Hugo Chávez antes y Nicolás Maduro ahora, asociados con la nomenclatura política marxista y militar que desde hace 25 años controla y maneja todos los aparatos de poder legales e ilegales de Venezuela, han cometido los peores crímenes, incluso de lesa humanidad, contra el pueblo y sus líderes y dirigentes que han conducido la oposición al totalitario régimen comunista asesino que ha quebrado al país y ha condenado a la población a las peores condiciones de vida y de salud. Tanto que convirtió la Patria del Libertador en un infierno del que ya han escapado cerca de ocho millones de personas. Se trata de la más grande migración de la historia moderna del mundo en un país sin guerra.
Sin embargo, esta migración no se ha dejado sentir en el mundo, ni menos en los medios de comunicación cómo ha ocurrido con la migración de los países del oriente medio.
En términos cuantitativos, la migración venezolana es ya, sin duda, la más grande de la historia moderna del planeta. Sin embargo, no se ha dejado sentir en la dimensión que corresponde, porque los organismos internacionales de Naciones Unidas y otras, penetradas por rojos y caviares de toda laya han evitado que la crisis aparezca en su verdadera dimensión, al igual que los medios de comunicación igualmente cooptados por comunistas reciclados.
¿A qué se debe esto?
Primero, para ocultar o disminuir la tremenda culpabilidad ideológica y política que tiene el marxismo, leninismo, maoísmo, como fuente de inspiración y referencia de ese régimen chavista y madurista que ha quebrado y saqueado al país; le han quitado la libertad y la democracia y lo han hecho más pobre y desigual que nunca en la historia de este país. Y, segundo, para que estas entidades globales no le den el tratamiento que corresponde en términos de financiamiento y demás. Es realmente increíble el minúsculo apoyo que han recibido los países que más sufren la consecuencia de la migración como Colombia, Perú y Ecuador; comparativamente con la ayuda que les han dado a los refugiados de Siria y países vecinos.
En esta dinámica, ¿cuál es el papel que han jugado los organismos latinoamericanos y los países de la región?
Los organismos latinoamericanos, como la Organización de Estados Americanos (OEA) y otros, no han estado a la altura que le corresponde por similares razones de infiltración de rojos y caviares, que son los que determinan o condicionan decisiones y acciones de políticas públicas en la región y el mundo. Al punto que el verdadero gobierno global lo hacen los comunistas, socialistas y progresistas que controlan y manejan las entidades de gobierno global.
¿Y los gobiernos de América Latina?
Pero también hay culpa de los gobiernos latinoamericanos, en particular de América del Sur, en su mayoría de izquierdas e integrantes del Foro de Sao Paulo y del Grupo de Puebla, que no han hecho nada (o muy poco) para visibilizar este tremendo drama de la obligada y masiva migración de millones de venezolanos para no morir de hambre, de pobreza y de miseria. Y es que aquellos siempre han buscado ocultar el fracaso rotundo de los regímenes dictatoriales y genocidas, incapaces y corruptos como son los de Cuba, Venezuela y Nicaragua.
Por lo que dice, ¿Venezuela es un problema no solo de interés e importancia propia?
En efecto, Venezuela no es tan solo un problema nacional, que le concierne solamente a ellos, sino latinoamericano y hasta global. Es un desafío continental, puesto que la inmensa migración llanera ya ha alterado las débiles estructuras sociales de los países vecinos donde reside la inmensa mayoría de migrantes como Colombia, Perú y Ecuador (donde viven alrededor de seis millones y medio de personas) que presionan por empleo, ingreso, consumo, salud, educación, vivienda y demás. Y también de un segmento ínfimo de criminales extremos que son los que han agudizado los problemas ya existentes de inseguridad ciudadana que se ha desbordado al máximo.
Debe haber otras razones.
Se puede afirmar que los regímenes comunistas de Chávez y Maduro tienen acuerdos y alianzas con los países y organizaciones terroristas más extremistas del orbe, como Al Qaeda y otras que logran ingresar a Venezuela y de allí, con documentos llaneros, desplazarse por toda la región. Pero también es un riesgo global en cuanto que ya tiene convenios con Rusia que le ha permitido adoptar posiciones estratégicas con armas atómicas y demás. Sin contar con la China comunista a la que debe más de 120 mil millones de dólares y también ha tomado posición y posesión de importantes áreas económicas y estratégicas.
Las elecciones en Venezuela son el 28 de julio, o sea que estamos a dos semanas. ¿Qué vislumbra?
En el libro hago mención a seis alternativas que se estimaban posibles hasta hace poco. La primera, que renuncien Maduro y compañía, vale decir la nomenclatura comunista política y militar que han saqueado las riquezas del país a través de diversos mecanismos que han terminado por crear una nueva clase social de los ricos emergentes (como en los países comunistas) denominada la “boli burguesía” integrada por los familiares, amigos y militantes del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), militares y aliados que se han dedicado al enriquecimiento inconmensurable en todas sus formas.
Como con PDVESA.
Algunos cálculos de entidades internacionales estiman que solo en Petróleos de Venezuela (PDVSA) se han llevado alrededor de 25 mil millones de dólares y en todo el país el saqueo se estima en torno a los 250 mil millones de dólares. La segunda, la insurgencia popular, que no ha ocurrido sobre todo por la brutal represión de la dictadura asesorada y hasta conducida por militares y policías cubanos expertos en contención al cabo de 65 años de permanencia en el poder.
La tercera, un golpe militar que tampoco ha sucedido porque el régimen ha detectado y evitado que un sector democrático y sano de las fuerzas armadas pueda prosperar, esto aun cuando hubo varios intentos que han sido debelados y los insurgentes presos o asesinados.
La cuarta, la intervención militar humanitaria, que se justificaba de acuerdo a la legislación internacional; pero que no ocurrió principalmente porque los norteamericanos con Trump se hicieron para atrás.
La quinta, la transición negociada, que era de repente la mejor alternativa, pero que la dictadura comunista uso como distractivo; pero nunca quiso concretar. Y, finalmente, la sexta, la alternativa electoral; sobre la cual tengo mis reservas.
¿Por qué tiene dudas y reservas?
Porque estoy plenamente convencido que la dictadura comunista, incapaz y corrupta, criminal y genocida, al cabo de un cuarto de siglo en el poder, no se quiere ir por nada del mundo. Porque saben que van a ser enjuiciados y sentenciados por ladrones y asesinos. Y, menos a través de un proceso electoral, donde todas las encuestas de opinión dan cuenta que la candidatura de la oposición va a triunfar largamente. Así, todo es posible: Uno, que no haya elecciones. El régimen puede inventarse cualquier artificio. Dos, que haya elecciones y nuevamente ganen con fraude. Por ejemplo, no han aceptado la presencia de los veedores de la Comunidad Europea. Tampoco sus “amigos izquierdistas” Lula y Petro van a enviar veedores para no comprometerse más.
Tres, que haya elecciones limpias y que gane la oposición; pero no quieran irse del poder. Para que la democracia vuelva a Venezuela tiene que haber una efectiva, real, mayor y mejor implicación de los países democráticos del continente y del mundo, así como de los organismos internacionales. Hasta ahora han asumido un compromiso leve y tibio, de baja intensidad. Sobre todo, de parte de los países que más están pagando el costo injusto del fracaso del comunismo gobernante como Colombia, Perú y Ecuador.
¿Por qué dice eso? ¿Qué consecuencias adicionales podría ocurrir?
Todos los estudios y proyecciones realizados en Venezuela dan cuenta que, si en estas elecciones Maduro otra vez se impone con fraude y continúa el régimen incapaz y corrupto generando más pobreza y desigualdad, hambre y miseria, se irían del país otros ocho millones de personas. Ellos verían que no hay ninguna perspectiva de presente y de futuro. Entonces, volverían a migrar e ingresar, como sea, al precio que fuere, a los países vecinos de Colombia, Perú y Ecuador. Es de subrayar que ya bastante tenemos con nuestras propias poblaciones.
Es obvio que los problemas, sobre todo sociales, se harían más complejos y complicados. Y peor todavía en el plano de la paz y la tranquilidad; porque habría un desborde de inseguridad inconmensurable. Por tanto, el panorama sería mucho más duro y difícil.
Elecciones
El 28 de julio competirán diez candidatos, entre ellos el mandatario Nicolás Maduro, quien busca la reelección, y el exembajador Edmundo González Urrutia, abanderado de la principal coalición opositora.
Saqueo al por mayor
Las estimaciones de entidades internacionales dan cuenta que solo en PDVSA la corrupción ha “levantado” unos US$ 25,000 millones y en todo el país el saqueo se calcula en alrededor de US$ 250,000 millones.
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